EN UN PAIS LEJANO EXISTIO UNA CHICA QUE LE DOLIA EL CORAZON SI NO AMABA (CAPÍTULOS 1-10)
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
Durante el mes de agosto. El sol era abrasador, mientras que el aire era húmedo y sofocante. El verano este año en especial era realmente muy caluroso y se había alargado; era agobiante, no se podía estar mucho tiempo en la intemperie. Aun cuando no se encontraban en la intemperie, las temperaturas se sentían así, pues en la pequeña sala de estar del orfanato donde se encontraban en ese momento, era algo ahogante estar. No era un lugar feo o sucio, todo lo contrario, era muy limpio y con decoración muy propia para un orfanato con niños de hasta doce años.
Cuando contrataron a tantos investigadores privados para que buscaran a su pequeña, el día que fue perdida por la niñera, sintieron que nunca la recuperarían, pero ahora que por fin la habían recuperado, nunca imaginaron que estaría en un orfanato, que estaba ubicado a unas dos horas de su hogar, que ahí había estado todo el tiempo desde que se había perdido. En cierto modo eso les causó un alivio, pues había estado cuidada por buenas personas durante todo el tiempo. Lo que no lograron entender era por qué ella nunca fue adoptada, sino que se quedó a ayudar con los niños hasta ahora que ya tenía 18 años de edad. Bueno, más dichos casi los cumpliría en nada.
A la entrada del orfanato había una señora de mediana edad, bien cuidada, con los ojos rojos por el llanto. Apenas podía valerse por sí misma mientras su esposo, Stephan, sostenía su delicado cuerpo.
—"¿Entonces esta es nuestra lamentable hija?"—dijo entre sollozos Emma.
Los ojos del hombre también se enrojecieron y asintió. —Sí.
Stephan y Emma eran novios desde la infancia. Siempre convivieron juntos, pasaron los años y se casaron. Después nació su hija Astrid. Pero por alguna razón cuando la Nana la sacó a pasear fue robada y desde ese día comenzó su calvario, hasta el día de hoy que por fin la encontraron y han venido a recogerla. Están tan nerviosos y con tanto miedo de que ella los rechace.
Mientras tanto, Stephan miraba a las dos personas que caminaban hacia donde se encontraban. Una de ellas era una niña.
Llevaba una gorra blanca y vestía un conjunto limpio de ropa deportiva azul. Su cabello negro estaba cuidadosamente recogido en una cola de caballo y tenía exquisitos rasgos faciales en su rostro pálido y parecido a la porcelana. Ella los miró en silencio con sus hermosos ojos de un color ámbar vueltos hacia arriba. Sus ojos parecían perdidos y brumosos. Como si no supiera lo que estaba pasando.
Era una chica muy tranquila, como si no le perturbara en absoluto lo que estuviera pasando a su alrededor, mientras ellos dos estaban apunto del desmayo, por la gran emoción de verla por primera vez después de 15 años.
Stephan estaba un poco desconcertado. Los dos se acercaron a la pareja y el director empujó a la niña frente a ellos. —Señores Templeton, les presento a Astrid Templeton. Su hija—les dijo el director.
Luego le habló a la niña. —Astrid, querida, a partir de ahora estos señores serán tus padres; ellos te llevarán a tu nuevo hogar, lo comprendes, ¿verdad? Al escuchar las palabras, finalmente enfocó sus ojos en Emma Templeton.
Emma Templeton hacía hasta lo imposible por sobreponerse y tomarla entre sus brazos y apretarla contra su pecho, pero pensó que si lo hacía la asustaría.
Después de un tiempo, Astrid finalmente dijo: —"Hola". Su voz era un sonido distante y apático.
Emma Templeton, sin embargo, no sintió que algo andaba mal. Incapaz de controlarse, abrazó a su hija con fuerza y gritó en voz alta: —"¡Hija mía, finalmente te he encontrado! ¡Has sufrido todos estos años!
Cuando el cuerpo suave y cálido se inclinó hacia ella, Astrid se congeló, ya que no estaba acostumbrada a tal intimidad. Sin embargo, no podía soportar apartar a la mujer.
Mientras estaba atrapada en un dilema, por el rabillo del ojo, vio al hombre haciendo señas al director y ambos se alejaron. Stephan Templeton preguntó en voz muy baja, pensando que la niña no podría escucharlo: "Director, ¿Astrid no está bien, quiero decir, sufre de algún trastorno del aprendizaje…?"
El director explicó apresuradamente: —"No, Astrid es realmente inteligente, podríamos decir súper inteligente; es un genio muy conocido en nuestro orfanato, y como está muy absorta en el estudio, es un poco más lenta en las interacciones sociales. Solo sabe estudiar, no sabe interactuar con otras personas".
¿Genio?, Stephan no se lo tomó en serio y solo deseó que la niña no fuera tonta.
Respiró hondo y, cuando Emma se recompuso, se subieron al auto y se dirigieron a casa.
Astrid miró por la ventana en silencio. Esas calles desordenadas y las viejas puertas del orfanato pasaron lentamente junto a ella mientras el coche se movía. Cuando el coche dio una vuelta, todo eso ya no se veía y la leve tristeza de la despedida comenzó a calar.
No se dieron cuenta de que después de que se fueron, un Land Rover negro de bajo perfil se detuvo lentamente en la entrada del orfanato.
Había dos personas en el coche.
El chofer se dio la vuelta y dijo: "General Burke St Clair; estamos un paso atrás".
El hombre del asiento trasero estaba sentado erguido. Su mandíbula inferior parecía firme. La tenue luz del coche hizo que sus rasgos casi perfectos se cubrieran con una fina capa de niebla.
Sus ojos astutos aterrorizaban a los demás desde lo más profundo de sus corazones, y no se atrevían a mirarlo a los ojos.
Los dedos largos y bien definidos de Burke St Clair golpearon suavemente el mango dos veces. Fríamente, le recordó al chófer: "Diríjase a mí de manera diferente mientras estamos afuera".
El chófer cambió rápidamente su forma de dirigirse. —Sí, jefe.
No podía comprender los pensamientos del hombre y preguntó: —¿Vamos a la familia Templeton y arrebatamos a la persona?
Aunque la familia Templeton tenía un alto estatus en la ciudad de y era influyente allí, su estatus no podía compararse con este hombre.
Inesperadamente, el hombre se detuvo por un momento y respondió: —No hay necesidad de apresurarse.
El chófer estaba aturdido. Finalmente encontraron a la niña después de buscar durante mucho tiempo; entonces, ¿por qué el Jefe no está ansioso?
Mientras estaba sumido en sus pensamientos, escuchó las órdenes del hombre. —Personalmente haré un seguimiento de sus asuntos.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
Pasaron unas horas y el automóvil finalmente llegó a la ciudad, donde residían, mientras se dirigía a la casa de la familia Templeton. Cuando finalmente llegaron a donde se encontraba la residencia, Astrid miró con curiosidad la mansión exquisitamente renovada. Mientras Emma tomaba su mano y caminaba por la entrada, el extraño entorno la hizo estar perdida. No era un lugar que la hiciera sentirse segura como lo hacía el orfanatorio; ahí ella podía estar segura; además le habían hecho una habitación especial para que ella estudiara todo el tiempo, y nadie la podía interrumpir y presentía que aquí no podría ser eso posible.
Justo cuando entraron, un aerosol alcohólico penetrante sopló contra sus rostros.
La ayudante, la tía Martha, sostenía una lata y rociaba a Astrid de cualquier manera, mientras una anciana de cabello gris instruía desde un lado: —Su cabello, zapatos, no se pierdan ningún lugar, no sabemos cuántos microbios puede traer de ese lugar inmundo…
Astrid instintivamente se cubrió los ojos, y Emma rápidamente la cubrió desde el frente mientras exclamaba: —Suegra, ¿qué estás haciendo?
Los párpados de la anciana Templeton estaban caídos mientras decía con dureza: —Dios sabe qué tipo de niños salvajes acogen en el orfanato, ¿y si se introducen virus y bacterias? ¿Cómo estaremos a salvo en casa debido a esta mocosa que has traído?
Sintiendo dolor e ira, Emma gritó: —Suegra, ¿cómo puede estar diciendo esas cosas, sobre su propia nieta?
La anciana Xue luego evaluó a Astrid. La muchacha parecía obediente y, al bajar los ojos, sus largas pestañas proyectaban una sombra sobre sus mejillas. Aunque era hermosa, parecía estupefacta, como si no escuchara su sarcasmo.
Los ojos de la anciana albergaban un intenso desdén. — Mira su cara de pudín. ¿Podría ser tonta? ¿Lo comprobaron claramente? ¿ No pudiste encontrarla durante 18 años, y ahora simplemente lo estás confirmando con un correo electrónico extraño. Seguro que están endosando a una niña cualquiera que estaba de sobra en el orfanato y que como ya era adulta, ya nadie quería.
Stephan respondió con severidad: —Mamá, revisé el ADN y ella es, de hecho, mi hija. ¡No vuelvas a decir esas cosas nunca más! Además, ella no es tonta".
Después de decirlo, señaló a la anciana y le presentó a Astrid. —Astrid, esta es tu abuela.
Luego señaló a una chica delicada y encantadora al lado de la anciana, que tenía aproximadamente la misma edad que Astrid, y dijo: —Esta es la hija de mi segundo hermano, tu prima menor, Mila Templeton".
Completamente diferente de la actitud hostil que tenía hacia Astrid la anciana. Templeton palmeó cariñosamente la mano de Mila y dijo: —Mila, aléjate de ella. Algo anda mal con su cerebro. No dejes que ella te lo contagie".
Mila sonrió de manera apropiada y dijo: —Abuela, realmente sabes cómo bromear.
Sin embargo, dio un paso atrás y se pellizcó la nariz. —Tía, trae rápidamente a la prima a ducharte.
Mila veía a Astrid, con desdeños, nada disimulado; era tan déspota como la abuela.
Emma rápidamente se volvió para mirar a Astrid. Pensó que la muchacha estaría triste, pero ésta parecía tranquila, como si no escuchara sus conversaciones.
Le dolía el corazón mientras subía las escaleras al segundo piso con la niña. "Astrid, tu padre tiene que completar los trámites para tu transferencia escolar. Primero te llevaré arriba para que descanses. Personalmente decoré tu habitación para ti, pero fue muy apresurado y no sé qué te gusta. Echa un vistazo primero. Si no te gusta, lo cambiaremos después".
Las acciones de la mujer fueron como una corriente cálida inyectada en el corazón seco, bueno y frío de Astrid. Al abrir la puerta de la habitación y ver lo que sucedía adentro, Emma se sorprendió. —¿Qué está pasando?
El ayudante estaba ocupado ordenando la hermosa y espaciosa habitación. Había una pila de ropa sobre la cama, pero Astrid claramente acababa de llegar.
En este momento, Mila entró. —Tía, la abuela dijo que deberías dejarme esta habitación. Ustedes pueden elegir otras habitaciones".
Luego le lanzó a Astrid una mirada provocadora. Mila esperaba que la chica respondiera algo, como una muestra de descontento o molestia por lo que había hecho, pues en realidad fue un acto desconsiderado y grosero de parte de Mila.
Su habitación original no estaba mal, pero cuando vio la habitación de princesa que Emma había preparado para Astrid, ¡se puso celosa! No soportó la idea de que su habitación fuera mucho mejor que la de ella.
Ambas eran hijas de la familia Templeton, entonces, ¿por qué debería vivir este patán del campo en una buena habitación como esta?
Emma frunció el ceño y dijo: —Esto no puede funcionar…
Antes de que pudiera terminar de hablar, se escuchó la voz altiva de la anciana Templeton. "¿Por qué no? ¿ ¿No es solo una habitación? ¿Qué hay de malo en dárselo a la hermana menor?
Emma se sorprendió.
Sabía que la anciana la menospreciaba como a una nuera. Por lo tanto, se comprometería por consideración al interés general y porque quería llevar su vida en paz. Sin embargo, este asunto preocupaba a Emma, por el bienestar de Astrid…
Ella reunió todo su coraje y contraatacó: —Suegra, preparé esta habitación especialmente para Astrid. No puede ser que la tome Mila, solo porque la desea ahora mismo…
La anciana Templeton la interrumpió una vez más. "¿Soy parcial? La pequeña Mili es buena en sus estudios y es inteligente. Cuando la escuela vuelva a abrir este año, estará en su último año de secundaria y es el período más importante para sus exámenes nacionales. Esta habitación tiene mucha luz solar y una gran cancelación de ruido. A eso se le llama "darle un buen uso" dejándola quedarse aquí. En cuanto a esta chica tonta que vino del campo, ¿no es lo mismo si la dejas quedarse en cualquier lugar? Solo búscale una habitación al azar".
Emma quería insistir, pero el rostro de la anciana se oscureció y levantó la voz. —¡¿Quién está a cargo de esta casa?!
Emma no pudo discutir más.
La persona a cargo de la familia Templeton era el viejo señor Templeton, quien también estaba a cargo de la empresa. Aunque Stephan se había hecho cargo de parte del trabajo del Viejo Maestro, la Anciana Templeton todavía tenía la palabra absoluta sobre los asuntos familiares.
Derrotada, Emma levantó los puños con un agravio. —Astrid, te llevaré a la otra habitación.
Astrid asentó. En realidad, a ella le daba igual cualquier lugar siempre y cuando pudiera tener todos sus libros y que nadie le hiciera ruido para poder concentrarse sin que nadie le hablara, pero estas personas hacían mucho ruido y eso no le estaba terminando de gustar. Nunca había estado en un lugar con personas tan groseras y gritonas como esa niña y esa vieja anciana grosera… Quedarse en cualquier lugar era lo mismo para ella.
Pero Astrid tenía una duda y así lo expresó.
Miró con indiferencia a la anciana Templeton y dijo: —¿Ser bueno en los estudios significa ser elegible para permanecer en un lugar mejor?
Su voz era exactamente igual a su persona: apática hasta la médula. La pregunta la realizo como si las personas a su alrededor no significaran nada.
La anciana Templeton se sorprendió. —¿Qué?
Astrid retiró la mirada y se mostró apática una vez más. Dos segundos después, ella respondió: "Nada mucho".
Para cuando ella y Emma se fueron a las otras habitaciones, la anciana todavía no había vuelto a sus sentidos. ¿Qué quiso decir con eso antes?
Emma se sorprendió por la agudeza en la pregunta de su hija, pero no dijo nada, porque si lo hacía, la suegra terminaría queriendo matarlas a palos a las dos, y eso sí que sería un grave problema.
De hecho, se decía que su suegra provenía de una familia muy pobre, que había enganchado a su suegro de malas maneras. Era una mujer muy vulgar y grosera, cuando lo conoció joven y guapo y recién comenzando sus negocios y vio la oportunidad de cazarlo para salir de la miseria donde vivía…
Lo emborrachó y así fue como se embarazó del hermano mayor. El suegro, como todo un caballero, no eludió su responsabilidad, pero después se ha arrepentido todos estos años de tener a una esposa de tan baja alcurnia, pues nunca la ha podido llevar a las comidas o cenas de la alta sociedad. Por eso es que es feliz de tener como nuera a la madre de Mila, quien proviene de una familia de políticos. Ella es la representante de la familia Templeton en casi todos los eventos sociales.
Mientras tanto, a Emma no la quieren por ser hija de eruditos, su madre una profesora de universidad retirada y su padre un científico ya también retirado, y ella estudió pintura en la universidad de artes plásticas del país.
Menospreciándola, pensando que lo que ella sabe no sirve para nada en la alta sociedad, haciéndola menos desde que perdió a su hija, pero también ha sido mucha su culpa por estar encerrada en casa, culpándose por lo que había pasado en lugar de salir adelante y continuar con su vida.
Ella perdió valioso tiempo; incluso dejó de pintar, y perdió su mercado y clientes, cuando ya se estaba formando un nombre en el mundo del arte.
Ahora, para la familia Templeton, solo es un florero que adorna la casa, el cual se puede desechar en cualquier momento.
Pero después de la forma en que vio cómo trataron a su hija hoy, tiene que despertar de su letargo y comenzar a actuar como una madre, o apabullarán a su hija… Esta familia es muy insidiosa, sobre todo su suegra.
Será una larga y dura lucha para lograr que acepten a su hija, pero trabajará duro para que ella demuestre lo que sabe. Está segura de que no es una niña tonta, quizá solo un poco retraída, pero la ayudará con todo lo que pueda y, si es necesario, buscará un buen psicólogo.
Y también hará lo posible para convencer a su marido de que es tiempo de irse a su casa. Salir de este lugar será la mejor forma de sanar todas las heridas de los años de ausencia de Astrid…
El segundo, a la llegada a la mansión de los Templeton, Astrid estaba preparada para que la llevaran al colegio.
Un grupo de estudiantes se había reunido en la escuela internacional de la principal escuela intermedia de la ciudad, para tener una reunión por la mañana. Era el grado superior. El último año antes de ingresar a la universidad, es decir, su última oportunidad de divertirse como adolescentes para poder dar el paso a ser adultos jóvenes con responsabilidades más grandes, que poco a poco definirían el camino que sería el que les mostraría lo que harían en su vida…
En la entrada, como en cualquier escuela, se encontraban diversos estudiantes cuchicheando el punto de la noticia.
—¿Es ella la estudiante transferida?
—Escuché que es la hija perdida de la familia Templeton que había estado desaparecida durante 15 años y finalmente fue encontrada en un orfanato en el campo.
—¿Sería capaz de entender nuestras clases impartidas por profesores extranjeros?
—¿Sería capaz de hacer frente a nuestras clases de baile?
—Además, tenemos clases de piano, pero ¿alguna vez ha tocado un piano antes?
Cuando Astrid ingresó al aula, todos giraron sus cabezas para mirar donde tomaría asiento.
Se podían escuchar todo tipo de preguntas y dudas, así como burlas y sarcasmos; todos infundados de los tipos jóvenes que dicen las cosas sin pensar.
Pero también estaban los comentarios de los chicos soñadores.
—Pero ella es muy hermosa".
—¿Tendrá novio?
Todos voltearon a mirar la última fila del aula donde la niña estaba leyendo un libro.
Se sentó allí obedientemente mientras sostenía un juego de libros de evaluación. Su hermoso cabello de un brillante castaño claro estaba recogido en una cola de caballo, exponiendo su frente clara y llena. Vestida con el uniforme escolar blanco y negro, exudaba un aura de sabiduría innata y, aunque era inexpresiva, sus ojos estaban enfocados en silencio en los libros de evaluación mientras la niebla permanecía en sus ojos.
Algunos chicos no podían quitarle los ojos de encima. Parecía que si dejaban de mirarla desaparecería de su vista.
Los que estudiaban en la escuela internacional eran descendientes de familias adineradas. A pesar de que estaban acostumbrados a ver hermosas damas y celebridades, era raro encontrar a alguien tan hermoso como Astrid, una belleza natural.
Al ver las reacciones inútiles de los niños, una niña de repente dijo con voz aguda: —Mila, ¿por qué tu prima ignora a los demás? ¿Siempre es tan arrogante?
Al escuchar eso, Mila lanzó una mirada a un chico guapo mientras sus ojos revoloteaban. —No digas eso, mi prima solo reacciona más lento. Como es nueva aquí, espero que todos puedan ayudarla.
—¿Reacciona más lento? Creo que es simplemente tonta
—No es de extrañar que parezca torpe.
—El monitor de la clase también estaba descontento. Si es tonta, no debería venir a nuestra clase avanzada. Hoy hay una prueba previa. ¿Y si baja la puntuación media de la clase? Nos va a perjudicar a todos.
La clase uno era la clase de élite de toda la escuela. Todos los que podían entrar en la clase eran muy arrogantes.
—Si ella es así, ¿por qué vino a nuestra clase?
De repente, alguien especuló: —¿Podría ser para ver a Denzel Calloway?
En el momento en que se dijo esto, todos se volvieron para mirar al galán de la escuela, Denzel.
Todos en el círculo social sabían que había un matrimonio establecido entre la familia Templeton y la familia Calloway. Era una alianza matrimonial clásica entre ricos y poderosos. Dado que se perdió la joven mayor de la familia Templeton, el arreglo matrimonial recayó en Mila Templeton.
Ahora que Astrid Templeton había regresado, ¿podría estar arrebatando a Denzel Calloway?
Alguien golpeó el hombro de Denzel Calloway y preguntó: —¿De verdad te vas a casar con una chica tonta?
Denzel Calloway se volvió más irritable mientras apretaba la mandíbula. Aunque no lo señaló, comentó sarcásticamente: —¿Cómo es posible que me necesite una esposa florero de mente lenta?
Esa persona se emocionó al instante. —¿Vas a romper el compromiso?
De repente, el maestro, Smith, entró en el aula y golpeó los papeles contra el escritorio, interrumpiéndolos El hombre, que tenía unos cuarenta años, fruncía el ceño mientras les sermoneaba:
—¡Miren cómo unas vacaciones los hicieron tan traviesos! ¿Ya terminaron de hablar? Digámoslo claramente primero, ¡los últimos diez estudiantes clasificados para esta prueba previa tendrán que limpiar el aula durante una semana! Ahora mismo, ordena sus escritorios. ¡Monitor de clase, reparte los papeles!
El sonido de los papeles llenó instantáneamente el aula.
El monitor de la clase dividía los papeles en diferentes pilas y los pasaba desde la primera fila.
El estudiante que estaba sentado frente a Astrid le pasó el papel.
Astrid solo levantó la cabeza dos segundos después. Tomó el papel con calma y respondió a las preguntas como si no hubiera escuchado antes la discusión de todos.
Aferrado al papel de preguntas, Denzel no podía leer una sola palabra.
Frunció el ceño con fastidio y se dio la vuelta.
Este era un trabajo de matemáticas y todos escribían frívolamente en el papel de respuestas, excepto Astrid, que miraba fijamente las preguntas. Escribía una respuesta cada diez segundos y era muy disciplinada. En diez minutos, ya estaba en la tercera página.
Treinta minutos después, se levantó para entregar el examen.
Una mirada de desdén apareció en los ojos de Denzel.
Denzel se preguntaba cómo había logrado escribir las preguntas o si de verdad lo había hecho.
La familia Templeton la había enviado al último año simplemente para comprar un certificado de terminación de grado a un precio alto y enviarla al extranjero más tarde. Después de hacer una ronda, parecería que ella era realmente genial.
Esta táctica generalmente se reservaba para esos vástagos que no servían para nada.
Y realmente odiaba a las personas inútiles como esta.
En la tribuna, el Sr. Smith estaba vigilando, pero le dolía la cabeza.
Según los rumores, la joven mayor de la familia Templeton aprendió el plan de estudios de la escuela secundaria por su cuenta y también le pasaba algo en la cabeza. ¿Por qué la escuela asignó a mi clase a un estudiante de primera clase? Sin embargo, no pude golpearla ni regañarla, ¡lo cual es realmente molesto!
Ahora que había entregado el examen en treinta minutos, ¿significaba que se había rendido por completo?
Suspiró, y como era aburrido vigilar, bien podría marcar el papel. Al bajar la cabeza, descubrió que la hoja de respuestas estaba muy limpia, y las respuestas a las preguntas para completar el espacio en blanco se habían escrito en ella de inmediato. Se preguntaba cuántas respuestas correctas podría obtener.
Eligió "C" para la primera pregunta y era correcta.
La respuesta a la segunda pregunta fue "B" y volvió a tener razón. ¿Podría tener tanta suerte?
La tercera pregunta… La cuarta pregunta…
Mientras el Sr Smith miraba, se quedó aturdido.
Astrid bajó las escaleras lentamente.
Había tenido una memoria extraordinariamente retentiva desde que era joven y estaba profundamente absorta en el aprendizaje de diferentes tipos de conocimientos y habilidades. Cada uno tiene sus defectos y méritos. Por lo tanto, era un poco más lenta en las interacciones sociales.
Sin embargo, no era tonta.
Podía sentir la hostilidad proveniente de sus compañeros de clase, por lo que abandonó el aula después de terminar el trabajo, lo cual era fácil en su opinión.
Después de salir del edificio de la escuela, sintió el calor abrasador afuera. Hizo una pausa en sus pasos y se arrepintió un poco de haber entregado el examen tan pronto.
Había bastante distancia entre la escuela y la casa. La familia Templeton enviaba un chofer todos los días para ir y venir de ella y Mila a la escuela. Como era una pérdida de tiempo ir a casa y volver por la tarde, decidió almorzar en el comedor de la escuela.
Sin embargo, solo eran las 10:30 am y la cantina aún no estaba abierta…
Mirando hacia afuera, decidió caminar por las inmediaciones de la escuela para familiarizarse con el lugar.
Frente a la escuela y separadas por la carretera, había una hilera de casas antiguas.
Cruzó la calle y paseó por el tranquilo callejón.
A ambos lados del callejón había comerciantes que vendían todo tipo de artículos de papelería y ropa. También había algunos restaurantes, pero como era temprano, la mayoría estaban cerrados excepto los que vendían desayunos.
Después de caminar un rato, sintió un poco de sed. Escudriñando su entorno, vio una tienda abierta más adelante y caminó hacia ella.
No importa qué tienda sea, debería vender agua, ¿verdad?
Dentro de la tienda, un hombre alto examinaba los estantes con frialdad. Su rostro era aterradoramente oscuro mientras exudaba un aura como si fuera a estallar en cólera pronto.
Faren, que estaba de pie a un lado, trató de acercarse al hombre y dijo: "Jefe, usted es quien me dijo que estableciera una tienda aquí para que pudiera observar más de cerca. Sé que es un inconveniente para ti ser dueño de una tienda, pero no puedes enojarte conmigo…"
Burke St Clair le lanzó una mirada asesina a Faren.
Faren continuó hablando mientras intentaba buscar méritos. —Incluso había inspeccionado la zona especialmente. Hay muchas tiendas que venden ropa y comida en los alrededores, por lo que después de que los clientes estén llenos y satisfechos, tendrían que enamorarse. ¡Ahí es cuando entraremos nosotros!
El hombre trató de reprimir el impulso de agarrarlo por el cuello. —¿Así que abriste una tienda de juguetes de sexo?
Faren asintió. —¡Si nuestro negocio se vuelve próspero, incluso podría ganar algo de dinero de bolsillo!
Burke St Clair respondió con frialdad: —¿Crees que un estudiante de secundaria comprará algo así?
Mientras decía eso, sonó la campana de viento en la entrada y Astrid, que vestía uniforme, entró.
La tienda a la que había entrado Astrid parecía normal desde el exterior, pero tenía más de 100 metros cuadrados por dentro. Era como un supermercado con varias filas de estantes llenos de productos.
Sin embargo, no había ningún cliente en la tienda, excepto dos hombres que estaban de pie en el cajero, cerca de la entrada.
Uno de los hombres tenía dos pequeños dientes caninos y parecía ser el dependiente de la tienda. Intentaba hacerle el juego al otro hombre como si lo hubiera enfurecido.
El hombre enfurecido vestía un pantalón negro con una camisa negra, y bajó la cabeza mientras su flequillo cubría parcialmente sus ojos agudos. Tenía una mano en el bolsillo y la otra manga arremangada, dejando al descubierto sus flacos brazos. Sus dedos bien definidos descansaban sobre el mostrador y era obvio que no se podía jugar con él.
En este momento, ambos la miraban fijamente. La sonrisa del hombre de los "dientes caninos" se congeló como si hubiera visto un monstruo.
Astrid se quedó atónita por un momento y pensó que era muy extraño.
Después de diez segundos completos, la extraña atmósfera en la tienda fue interrumpida por el tono extraño del jefe. "¿Vas a comprar algo?"
Su voz resultó sonar agradable.
Hizo una pausa de dos segundos antes de asentir con la cabeza. —¿Tienes agua mineral?
—Sí.
El hombre le ordenó al hombre de los "dientes caninos":—Ve a buscarlo
El hombre de los "dientes caninos" finalmente volvió en sí. Chasqueó los dedos y corrió hacia la nevera de la esquina.
Muy pronto, se colocó una botella de agua mineral sobre el mostrador.
Bajando la cabeza, Astrid abrió su billetera y preguntó: "¿Cuánto es?"
De repente, oscureció. Resultó que el hombre le había pasado la botella. Su voz profunda y carismática resonó. "Niña, es gratis".
Levantó la cabeza sorprendida.
El hombre era más alto que ella por una cabeza. Ahora que se estaba inclinando, su rostro arrogantemente hermoso y exquisito estaba a solo unos centímetros de ella. Sus profundos ojos marrones no tenían fondo y la hacían sentir aprensiva desde el fondo de su corazón.
Esta persona era altamente peligrosa. Necesitaba mantenerse alejada de él.
Dio un paso atrás y, justo en este momento, su mente de repente se aturdió mientras una corriente cálida fluía a través de su corazón. Era como si algo se hubiera despertado.
¡Su pecho se volvió doloroso de repente, como si algo lo estuviera apuñalando y retorciendo!
Astrid se inclinó de dolor y un sudor frío brotó de su frente. Podía oír un débil murmullo en sus oídos, como si estuviera lejos pero cerca al mismo tiempo. "Si no te enamoras, morirás"… Si no te enamoras, morirás…"
El dolor se intensificaba rápidamente y, muy pronto, tenía tanto dolor que no podía respirar.
Justo cuando su corazón sentía que iba a ser aplastado, volvió en sí y se dio cuenta de que esto no era una broma.
Sin embargo, ¿cómo pudo enamorarse en tan poco tiempo?
En este punto, una mano enorme levantó su brazo. Levantó la cabeza y vio al hombre frío observándola. —¿Estás bien?
El mundo ante sus ojos se oscureció, y justo antes de desmayarse por el dolor, agarró la mano del hombre y dijo:
"Tengo dinero y puedo pelear bien".
"Soy mi novio y yo cuidaré de ti".
El dolor desgarrador se alivió un poco después de que dijo esas palabras.
De hecho, fue útil.
Astrid finalmente dejó escapar un suspiro de alivio.
"¡Sss!" El hombre de los "dientes caninos" respiró hondo y abrió los ojos en estado de shock, con el agua en la mano. Cuando vio que ella lo miraba, se apresuró a hacer una señal y dijo: "No se preocupen por mí, ustedes pueden continuar".
¿De hecho, hay alguien en el mundo que no le teme a la muerte y se lo confesó a nuestro jefe?
Al instante, las llamas de los chismes se encendieron en sus ojos. ¡Quería exclamar emocionado y sacó su teléfono para transmitir en vivo esta escena para que otros la vieran! ¿Quién iba a decir que algo así le iba a pasar a Boss?
Incluso si es rica, ¿es tan rica como el Jefe?
Incluso si pelea bien, ¿es mejor peleando que el Jefe?
¿Esta chica se dio cuenta de que la estaban monitoreando, por lo que vino a avergonzarlos a propósito? ¿Cómo lidiará Boss con ella? ¿ O simplemente la secuestrará, o… ¿Matarla?
La tienda se quedó momentáneamente en silencio.
Astrid aún podía llenar el dolor palpitante en su pecho, pero ya no afectaba sus pensamientos.
Este hombre frente a sus ojos parecía un buen ciudadano promedio. ¿Podría su aura diabólica provenir de estar en el inframundo? Además, esta tienda se ve tan patética y no debería estar ganando mucho dinero… Por lo tanto, el hecho de que yo sea rico y capaz de luchar bien debería ser suficiente para atraerlo, ¿verdad?
Astrid lo había pensado claramente.
Aunque todavía no tenía idea de qué era la voz, enamorarse no le haría perder un trozo de su carne. Para ella era más importante salvar su vida primero.
Sin embargo, este hombre no respondió ni siquiera después de un tiempo. Sus ojos se entrecerraron y parecía haber sorpresa en sus ojos pacíficos.
Cierto, ¿quién confesaría cuando es la primera vez que conoce a alguien?
Justo cuando se preguntaba si había tiempo suficiente para buscar a otro hombre en caso de que él no estuviera de acuerdo, el hombre finalmente habló. "Burkel St Clair"
Astrid abrió mucho los ojos lentamente.
El hombre continuó diciendo: "Ese es el nombre de tu novio".
Astrid se quedó sin palabras…
El dolor desapareció de repente, y su cuerpo relajado la puso en trance, como si todo lo que había sucedido antes fueran sus delirios.
Se quedó aturdida en el lugar hasta que St Clair colocó la botella de agua mineral en su mano. Su voz profunda parecía tener magia cuando dijo: "Niña, deberías ir a la escuela".
Después de que se fue, el sol abrasador brilló sobre ella una vez más mientras se volvía lentamente para mirar la tienda.
¿Todo lo anterior fue solo un sueño? ¿Qué me hizo ese hombre? ¿Qué pasa?
Sonó el timbre de salida de la escuela e interrumpió sus pensamientos. Fue solo entonces que caminó de regreso a la escuela sintiéndose perdida.
Dentro de la tienda, Faren caminó hacia el lado de St Clair y dijo: "Jefe, aunque es un hombre de apariencia llamativa y es demasiado guapo, claramente estaba actuando de manera extraña y albergando malas intenciones". ¿Cómo podrías estar de acuerdo con ello? ¿Podría ser que te sientas atraído por su apariencia?
El hombre le lanzó una mirada helada, y Faren inmediatamente se enderezó y cerró la boca.
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Después de Astrid de almorzar en el comedor de la escuela, hubo otra ronda de exámenes por la tarde…
Después del último documento, Astrid entregó sus respuestas temprano y miró fijamente hacia abajo durante más de una hora. Se llevaron el auto de regreso a casa solo después de que Mila terminó con los papeles.
El chófer, el tío Pat, había estado trabajando con Stephan durante muchos años; como tal, también le gustaba Astrid. Cuando la vio callada una vez que se subió al auto, preguntó preocupado: "Joven señorita, ¿cómo estuvo la escuela hoy?"
Astrid giró lentamente la cabeza para mirar hacia afuera y respondió: "Estuvo bien, nada extraño".
"¡Pfft!" Mila, que estaba a su lado, no pudo evitar agachar la cabeza y reír. Luego insinuó indirectamente: ——¡Primo, las calificaciones saldrán mañana!
Después de decir eso, evaluó a Astrid por el rabillo del ojo.
La niña miró por la ventana y sus ojos tenían una capa de niebla sobre ellos. Estaba especialmente callada, como si no escuchara las palabras de la otra chica. Esto irritó a Mila.
Cuando el auto pasó por esa misma calle, de repente se dio cuenta de que la tienda que había visitado por la tarde tenía un letrero que decía "La felicidad de mi gran salchicha".
Una pregunta surgió en su mente. ¿Qué vende esa tienda?
El coche condujo y pasó por la tienda rápidamente. Reflexionando sobre la pregunta, Astrid no vio que Burke St Clair, que estaba sentado perezosamente en el mostrador, parecía haberla sentido mientras miraba hacia afuera. Sus agudos ojos brillaban.
De camino a casa, Astrid siguió pensando en el extraño suceso de hoy.
Sus pálidos dedos presionaron suavemente contra su pecho. Por lo general, estaba inexpresiva, pero ahora tenía una mirada de confusión. Su cuerpo se había sentido bien desde la tarde en que estaba en la escuela.
Sin embargo, la idea del dolor que sintió por la mañana seguía siendo aterradora.
'Si no te enamoras, te mueres'… ¿Por qué sucedió esto?
Astrid durante todo el camino de regreso a casa se la pasó pensando en la tienda de la salchicha. ¿Encontraba sentido alguno a lo que le había pasado, porque escuchaba aquella oración unido a ese dolor que sentía que la mataría y dejó de sentirlo cuando tomó la mano de aquel hombre y aceptó ser su novio?…Ya pensaría mejor en todo eso después, ya que ahora mismo lo mejor es que estaba sana y salva, pues el hombre extraño había aceptado ser su novio, su corazón estaba a salvo y podría vivir sin problemas. Sola tenía que ser novia de él y no pasaría nada.
Incluso cuando llegó a casa, todavía no podía encontrarle sentido. Justo cuando subía distraídamente las escaleras, escuchó la voz sorprendida de Mila que venía desde atrás. —¡Señores Calloway!
Hizo una pausa en sus pasos y se dio cuenta de que había invitados en casa. La anciana sonrió mientras se sentaba en el sofá de la sala de estar.
Frente a las tres personas había un hombre y una mujer de mediana edad. La mujer le sonrió a Mila antes de volverse para mirar a Astrid. Después de medirla de pies a cabeza, hizo un puchero e hizo un comentario frívolo. "¿Este es Astrid? Se ve muy hermosa…
Astrid estaba atónita, y antes de que pudiera responder, la anciana se quejó. "Así es, ella creció en el orfanato desde que era pequeña y no ha tenido educación. Ni siquiera sabe saludar a la gente y es lenta. Ella es diferente a Mila, que ha sido sensata y trabajadora desde que era una niña".
Al instante, Astrid cerró la boca.
Mila, por otro lado, sonrió dulcemente antes de correr a sentarse junto a su abuela. Se comportó de manera cursi y abrazó la mano de su abuela antes de adularla y preguntar: —¿Qué los trae aquí?
Los dos inmediatamente se volvieron incómodos y permanecieron en silencio.
En cambio, la anciana dijo casualmente: —¡Están aquí para discutir el arreglo matrimonial entre las dos familias! Pronto cumplirás 18 años, y una vez que termine tu cumpleaños, te dejaré a ti y al hijo de la familia Calloway…"
Antes de que pudiera continuar con lo que estaba diciendo, Emma interrumpió: —Pero suegra, ese matrimonio se había arreglado para Astrid, no para Mila.
La anciana Xue bajó los párpados y dijo con severidad: —La familia Calloway y la nuestra son mejores amigas. Establecimos este acuerdo matrimonial para asegurarnos de que ambas familias pudieran trabajar juntas y acercarse. Si insistes en que sea Astrid en quien se case ¿no estás dañando a la familia Calloway? ¡No nos uniremos, sino que engendraremos enemistad entonces!
Emma se molestó por las palabras que acababa de decir su suegra; estaba insultando a Astrid deliberadamente, delante de estas personas. Le molestaba que la hija que había recuperado con tanto esfuerzo fuera detestada por los demás.
La anciana, sin embargo, no creyó que se hubiera pasado de la raya. — Ya que estás preguntando, permíteme expresarlo claramente. Todos sabemos lo excepcional que es Denzel. Siempre ha sido el mejor en todo y tiene un futuro prometedor. Pero, ¿qué pasa con Astrid? ¿Cómo puede una tonta como ella ser digna de Denzel? ¿Tienen un algo común?
—¿Podrá responder cuando Denzel discuta asuntos académicos con ella? Cuando Denzel asiste a banquetes, ¿puede bailar? ¿Sabe tocar el piano? ¡Ella no sabe nada en absoluto! ¡Si se juntan, serán el blanco de las bromas!
—Pero nuestro Mila siempre ha sido excelente. No olvides que por mucho tiempo, Mila y Denzel han estado juntos, por lo cual serán una combinación perfecta.
Emma ya no podía discutir y tampoco quería hacerlo. Trató de abrir la boca, pero antes de que pudiera decir algo, la anciana no la dejó sin ninguna oportunidad. Se volvió para mirar a Astrid y decidió tomar su opinión. — Astrid, ¿qué piensas?
Cuando se hizo la pregunta, todos en la sala de estar se volvieron para mirarla.
Mirándola, evaluándola, sintiéndose engreída o preocupada, Astrid frunció el ceño.
Aunque solo había regresado por un día, entendía bien la situación de esta familia.
Una abuela sesgada, una madre impotente pero sincera, ese malvado primo menor y los padres Fan, que obviamente la menospreciaban… ¿Qué tan molestos son?
En cuanto a ese Fan Han, lo notó durante la clase de hoy. Sin embargo, no era nada tan sobresaliente como decían. Solo su apariencia era muy inferior en comparación con la del hombre de la tienda.
Una mirada de impaciencia brilló en sus hermosos ojos y dijo lentamente: "Déjalo así".
Después de decir eso, miró hacia otro lado distantemente y subió las escaleras, dejándolos mirándose sin palabras en la sala de estar.
¿Por qué su actitud hace que parezca que no podría importarle menos? Denzel
La señora Calloway frunció el ceño y estaba un poco molesta en el fondo.
Después de un rato, la anciana se rió y dijo: "Dado que Astrid conoce su propio lugar, ¡este asunto está listo! Hablemos de la participación de los niños".
El ambiente se iluminó al instante.
No era adecuado que Mila se quedara, así que se puso de pie. "Por favor, continúen charlando. Es probable que a la prima no le haya ido muy bien con sus papeles de hoy, ya que los entregó solo después de media hora. Iré a ver si necesita ayuda".
Antes de subir las escaleras tímidamente, no se olvidó de contar historias sobre Astrid.
Emma apretó los dientes y miró a Madame Fan. De hecho, había una mirada de desdén en los ojos de este último. Ella explicó rápidamente: "El orfanato tiene solo nueve años de educación obligatoria y Xixi no ha asistido a la escuela secundaria. Es normal que ella no sepa cosas. Estoy pensando en conseguirle un tutor a domicilio…
La anciana Templeton se burló y la interrumpió. "¿Tiene algún sentido contratar a un tutor en casa"? Creo que eso es solo una pérdida de dinero y deberías gastarlo en conseguirle más ropa a Mila… Los hijos de nuestra familia Templeton son todos muy inteligentes. ¡Esta niña es tan lenta y, junto con los genes de su familia, incluso podría volverse mentalmente enferma en el futuro!
La cara de Emma se puso roja carmesí por la vergüenza.
Levantó los puños mientras la ira cruzaba sus ojos.
Mi familia… Mi padre era originalmente profesor universitario, pero de repente tuvo un trastorno mental hace unos años. Desde entonces, la anciana, que para empezar no me quiere, sigue siendo sarcástica conmigo.
Ahora que está maldiciendo a mi hija…
Saltó de su asiento. "Suegra, no importa lo que digas de mí, ¡pero no puedes hablar de Astrid así!"
¡Pak!
Aunque la anciana era anciana, no era lenta en absoluto. Le dio a Emma una fuerte bofetada y la interrumpió. "¡Te estás rebelando ahora!" ¡Cómo te atreves a responderme frente a extraños! Vamos a discutir el matrimonio de Mila ahora y no es asunto tuyo. ¡Corre y sube las escaleras, deja de ser una vergüenza aquí!
La cara de Emma ardió mientras miraba a la anciana con incredulidad.
Momentáneamente, se cubrió la cara y corrió escaleras arriba.
Aunque la habitación en la que se alojaba Astrid no estaba tan bellamente renovada como la habitación que Emma había preparado, seguía siendo espaciosa y luminosa.
Arrojó su mochila sobre el escritorio de manera descuidada y se acostó en la cama. Con las manos detrás de la cabeza, miró fijamente las cortinas púrpuras que se movían con el viento.
Tal vez, porque creció en un orfanato, no había tenido ambiciones descabelladas desde que era joven.
Su única afición era estudiar.
Tenía un hambre aterradora de conocimiento, como si se hubiera convertido en una enfermedad. Sin embargo, todo lo que encontraba por lo general era demasiado simple, y solo las escuelas avanzadas tenían conocimientos más profundos.
Por lo tanto, su objetivo era ingresar a la mejor universidad.
Sin embargo, todavía tenía que esperar un año más.
Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, escuchó la conmoción en la planta baja.
Al darse cuenta de que Emma todavía estaba abajo, se puso de pie y abrió la puerta. Dio la casualidad de que vio a Emma subiendo.
Emma se detuvo en sus pasos e instintivamente apartó la cabeza. No quería que su hija la viera así. Sin embargo, cuando pasó junto a Astrid, este último la agarró de la mano. Sus ojos se veían agudos y su voz era helada. —¿Qué le pasa a tu cara?
Astrid durante todo el camino de regreso a casa se la pasó pensando en la tienda de la salchicha. ¿Encontraba sentido alguno a lo que le había pasado, porque escuchaba aquella oración unido a ese dolor que sentía que la mataría y dejó de sentirlo cuando tomó la mano de aquel hombre y aceptó ser su novio?…Ya pensaría mejor en todo eso después, ya que ahora mismo lo mejor es que estaba sana y salva, pues el hombre extraño había aceptado ser su novio, su corazón estaba a salvo y podría vivir sin problemas. Sola tenía que ser novia de él y no pasaría nada.
Incluso cuando llegó a casa, todavía no podía encontrarle sentido. Justo cuando subía distraídamente las escaleras, escuchó la voz sorprendida de Mila que venía desde atrás. —¡Señores Calloway!
Hizo una pausa en sus pasos y se dio cuenta de que había invitados en casa. La anciana sonrió mientras se sentaba en el sofá de la sala de estar.
Frente a las tres personas había un hombre y una mujer de mediana edad. La mujer le sonrió a Mila antes de volverse para mirar a Astrid. Después de medirla de pies a cabeza, hizo un puchero e hizo un comentario frívolo. "¿Este es Astrid? Se ve muy hermosa…
Astrid estaba atónita, y antes de que pudiera responder, la anciana se quejó. "Así es, ella creció en el orfanato desde que era pequeña y no ha tenido educación. Ni siquiera sabe saludar a la gente y es lenta. Ella es diferente a Mila, que ha sido sensata y trabajadora desde que era una niña".
Al instante, Astrid cerró la boca.
Mila, por otro lado, sonrió dulcemente antes de correr a sentarse junto a su abuela. Se comportó de manera cursi y abrazó la mano de su abuela antes de adularla y preguntar: —¿Qué los trae aquí?
Los dos inmediatamente se volvieron incómodos y permanecieron en silencio.
En cambio, la anciana dijo casualmente: —¡Están aquí para discutir el arreglo matrimonial entre las dos familias! Pronto cumplirás 18 años, y una vez que termine tu cumpleaños, te dejaré a ti y al hijo de la familia Calloway…"
Antes de que pudiera continuar con lo que estaba diciendo, Emma interrumpió: —Pero suegra, ese matrimonio se había arreglado para Astrid, no para Mila.
La anciana Xue bajó los párpados y dijo con severidad: —La familia Calloway y la nuestra son mejores amigas. Establecimos este acuerdo matrimonial para asegurarnos de que ambas familias pudieran trabajar juntas y acercarse. Si insistes en que sea Astrid en quien se case ¿no estás dañando a la familia Calloway? ¡No nos uniremos, sino que engendraremos enemistad entonces!
Emma se molestó por las palabras que acababa de decir su suegra; estaba insultando a Astrid deliberadamente, delante de estas personas. Le molestaba que la hija que había recuperado con tanto esfuerzo fuera detestada por los demás.
La anciana, sin embargo, no creyó que se hubiera pasado de la raya. — Ya que estás preguntando, permíteme expresarlo claramente. Todos sabemos lo excepcional que es Denzel. Siempre ha sido el mejor en todo y tiene un futuro prometedor. Pero, ¿qué pasa con Astrid? ¿Cómo puede una tonta como ella ser digna de Denzel? ¿Tienen un algo común?
—¿Podrá responder cuando Denzel discuta asuntos académicos con ella? Cuando Denzel asiste a banquetes, ¿puede bailar? ¿Sabe tocar el piano? ¡Ella no sabe nada en absoluto! ¡Si se juntan, serán el blanco de las bromas!
—Pero nuestro Mila siempre ha sido excelente. No olvides que por mucho tiempo, Mila y Denzel han estado juntos, por lo cual serán una combinación perfecta.
Emma ya no podía discutir y tampoco quería hacerlo. Trató de abrir la boca, pero antes de que pudiera decir algo, la anciana no la dejó sin ninguna oportunidad. Se volvió para mirar a Astrid y decidió tomar su opinión. — Astrid, ¿qué piensas?
Cuando se hizo la pregunta, todos en la sala de estar se volvieron para mirarla.
Mirándola, evaluándola, sintiéndose engreída o preocupada, Astrid frunció el ceño.
Aunque solo había regresado por un día, entendía bien la situación de esta familia.
Una abuela sesgada, una madre impotente pero sincera, ese malvado primo menor y los padres Fan, que obviamente la menospreciaban… ¿Qué tan molestos son?
En cuanto a ese Fan Han, lo notó durante la clase de hoy. Sin embargo, no era nada tan sobresaliente como decían. Solo su apariencia era muy inferior en comparación con la del hombre de la tienda.
Una mirada de impaciencia brilló en sus hermosos ojos y dijo lentamente: "Déjalo así".
Después de decir eso, miró hacia otro lado distantemente y subió las escaleras, dejándolos mirándose sin palabras en la sala de estar.
¿Por qué su actitud hace que parezca que no podría importarle menos? Denzel
La señora Calloway frunció el ceño y estaba un poco molesta en el fondo.
Después de un rato, la anciana se rió y dijo: "Dado que Astrid conoce su propio lugar, ¡este asunto está listo! Hablemos de la participación de los niños".
El ambiente se iluminó al instante.
No era adecuado que Mila se quedara, así que se puso de pie. "Por favor, continúen charlando. Es probable que a la prima no le haya ido muy bien con sus papeles de hoy, ya que los entregó solo después de media hora. Iré a ver si necesita ayuda".
Antes de subir las escaleras tímidamente, no se olvidó de contar historias sobre Astrid.
Emma apretó los dientes y miró a Madame Fan. De hecho, había una mirada de desdén en los ojos de este último. Ella explicó rápidamente: "El orfanato tiene solo nueve años de educación obligatoria y Xixi no ha asistido a la escuela secundaria. Es normal que ella no sepa cosas. Estoy pensando en conseguirle un tutor a domicilio…
La anciana Templeton se burló y la interrumpió. "¿Tiene algún sentido contratar a un tutor en casa"? Creo que eso es solo una pérdida de dinero y deberías gastarlo en conseguirle más ropa a Mila… Los hijos de nuestra familia Templeton son todos muy inteligentes. ¡Esta niña es tan lenta y, junto con los genes de su familia, incluso podría volverse mentalmente enferma en el futuro!
La cara de Emma se puso roja carmesí por la vergüenza.
Levantó los puños mientras la ira cruzaba sus ojos.
Mi familia… Mi padre era originalmente profesor universitario, pero de repente tuvo un trastorno mental hace unos años. Desde entonces, la anciana, que para empezar no me quiere, sigue siendo sarcástica conmigo.
Ahora que está maldiciendo a mi hija…
Saltó de su asiento. "Suegra, no importa lo que digas de mí, ¡pero no puedes hablar de Astrid así!"
¡Pak!
Aunque la anciana era anciana, no era lenta en absoluto. Le dio a Emma una fuerte bofetada y la interrumpió. "¡Te estás rebelando ahora!" ¡Cómo te atreves a responderme frente a extraños! Vamos a discutir el matrimonio de Mila ahora y no es asunto tuyo. ¡Corre y sube las escaleras, deja de ser una vergüenza aquí!
La cara de Emma ardió mientras miraba a la anciana con incredulidad.
Momentáneamente, se cubrió la cara y corrió escaleras arriba.
Aunque la habitación en la que se alojaba Astrid no estaba tan bellamente renovada como la habitación que Emma había preparado, seguía siendo espaciosa y luminosa.
Arrojó su mochila sobre el escritorio de manera descuidada y se acostó en la cama. Con las manos detrás de la cabeza, miró fijamente las cortinas púrpuras que se movían con el viento.
Tal vez, porque creció en un orfanato, no había tenido ambiciones descabelladas desde que era joven.
Su única afición era estudiar.
Tenía un hambre aterradora de conocimiento, como si se hubiera convertido en una enfermedad. Sin embargo, todo lo que encontraba por lo general era demasiado simple, y solo las escuelas avanzadas tenían conocimientos más profundos.
Por lo tanto, su objetivo era ingresar a la mejor universidad.
Sin embargo, todavía tenía que esperar un año más.
Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, escuchó la conmoción en la planta baja.
Al darse cuenta de que Emma todavía estaba abajo, se puso de pie y abrió la puerta. Dio la casualidad de que vio a Emma subiendo.
Emma se detuvo en sus pasos e instintivamente apartó la cabeza. No quería que su hija la viera así. Sin embargo, cuando pasó junto a Astrid, este último la agarró de la mano. Sus ojos se veían agudos y su voz era helada. —¿Qué le pasa a tu cara?
El corazón de Emma se apretó y casi lloró. No podía dejar que Astrid notara lo que había pasado en el salón, mucho menos dejar que supiera que en esa casa ella era menos preciada por esa anciana.
Subió las escaleras rápidamente con rumbo a sus habitaciones, pero no esperaba encontrar en el pasillo a Astrid. No obstante, rápidamente bajó la cabeza y se cubrió la mejilla hinchada. Tratando de contener sus lágrimas, dijo:
—No mucho, Astrid. Hoy me puse demasiado colorete.
Astrid la miró en silencio y, después de un rato, respondió con calma: —Oh
Justo cuando Emma estaba a punto de sentirse aliviada, la niña pasó junto a ella y bajó las escaleras.
Sus pupilas se contrajeron y corrió apresuradamente hacia la niña. —Astrid, Astrid…
Al escuchar la conmoción, las personas en la sala de estar se volvieron para mirarlos.
Astrid se acercó a la anciana Templeton y permaneció inexpresiva. Sus enormes ojos parecían un poco lentos, pero su voz era realmente helada. —¿Por qué le pegaste a mi madre?
La anciana se sorprendió. Por una fracción de segundo, encontró que el aura de esta chica era sorprendente, pero rápidamente volvió a sus sentidos.
Ella era simplemente una chica que tenía la misma edad que Mila. Esa debe haber sido su ilusión.
Se sentó cómodamente en el sofá y levantó ligeramente la cabeza antes de sonreír. "Ella dio a luz a un tonto para nuestra familia y ha avergonzado a la familia Templeton por completo. ¡Simplemente le di una bofetada y eso es lo suficientemente indulgente, a lo que se merece por ser tan inútil!
Para entonces, Emma había alcanzado a Astrid y la había bloqueado desde el frente. —¡Suegra, Astrid no es una tonta!
—¿No es un tonto? —La anciana se burló. —Si no es una tonta, ¿por qué es así? Dímelo, Emma, no te sientas ofendida. No espero que Astrid sea tan sobresaliente como Mila. ¡Mientras sus calificaciones sean casi las mismas que las de Mila, definitivamente seré cortés contigo y te trataré como es debido!
Los labios de Emma temblaron y no pudo decir una sola palabra.
En este momento…
—No es necesario.
Astrid había hablado de repente Miró con determinación a la anciana Templeton mientras lanzaba una rápida mirada a la pareja Fan antes de decir fríamente: —Si mis resultados son mejores que los de Mila, solo tienes que disculparte con mi madre.
Después de decir eso, llevó a Emma arriba.
Solo cuando desaparecieron en la escalera, la anciana Templeton volvió en sí. Cuando sus ojos se encontraron con los ojos observadores de la señora Calloway, se burló. —¿Cómo pueden sus calificaciones ser mejores que las de Mila"? ¡Espera hasta su próxima vida!
…
Astrid llevó a su madre Emma de regreso a su propia habitación.
Cerrando la puerta, se dio la vuelta y vio los ojos llorosos de Emma. Sintiéndose conmovida, esta última tomó su mano y dijo:—Astrid, ¿finalmente me llamas 'Mamá'?
Astrid se congeló y respondió sin mucha expresión: —Bueno, sí—. Su voz tenía un dejo de distancia e incomodidad.
Sabía que sus padres no la abandonaron a propósito y no tenía quejas sobre Astrid, pero después de todo, no se vieron durante 18 años. Se sintió incómoda cuando su madre apareció de repente.
Al verla así, Emma no la empujó más. Simplemente bajó la cabeza y comenzó a repetir una y otra vez: "Astrid, soy yo la que te decepcionó. No te cuidé bien cuando te di a luz, lo que hizo que te robaran".
Se atragantó. —Tu padre y yo te buscamos durante tantos años. Cuando finalmente estás de vuelta en casa, tienes que sufrir estos agravios conmigo porque soy un inútil".
Astrid se sintió incómoda al verla llorar. Ansiosamente sacó su papel de seda y se lo pasó a Emma antes de quedarse allí aturdida.
Después de un tiempo, Emma finalmente se había cansado de llorar y se sintió un poco avergonzada cuando se calmó.
Colocó el papel de seda en el suelo; trató de forzar una sonrisa con esos ojos rojos.
La defensa de su hija le alegró el corazón, pero pensando en lo que había sucedido, temía que la presión sobre ella fuera demasiada. Luego consoló a Astrid.
—Astrid, no te sientas presionado y no escuches las palabras de tu abuela". Las calificaciones de una persona no representan si él o ella es sobresaliente, ¿entiendes?
Astrid asintió mientras se sentía perdido.
Emma continuó consolándola. —A los ojos de mamá, eres el mejor sin importar lo que hagas. Solo espero que puedas estar a salvo y pasar el resto de tu vida feliz. Astrid, por tu bien, poco a poco me volveré más fuerte, ¡así que no te preocupes!
Astrid respondió: "… ¡Vaya!"
La bofetada de la anciana Templeton no fue demasiado fuerte, y la hinchazón en la mejilla de Emma había disminuido. Stephan ni lo notó ni lo mencionó.
Después de cenar y acostarse a descansar, Stephan suspiró. —Todo es culpa mía por no saber cómo hacer feliz a mamá como "el segundo hijo". Es que ustedes tienen que sufrir por los agravios. Espera un poco más y nos iremos con Astrid de esta casa.
Emma dijo de repente: —Voy a empezar a pintar de nuevo
Solía ser pintora, pero después de perder al niño, se emborrachó y no tocó los pinceles durante años. Ahora que Astrid había vuelto, se había convertido en una madre fuerte y necesitaba volver a levantarse.
La única razón por la que la anciana los intimidaba era simplemente que sus padres eran profesores y ella no tenía ingresos.
*******
A la mañana siguiente…
Astrid, que no pudo dormir ni un pestañeo, sintió que su pecho se sentía apretado. Sin embargo, ella no se lo tomó muy en serio. Después de lavarse y desayunar, se subió al auto y se dirigió a la escuela.
Cuanto más se acercaba a la escuela, más evidente se volvía la incomodidad. Era como si su corazón estuviera siendo apretado por una mano invisible que se apretaba lentamente.
Cuando el auto pasó lentamente por la tienda "La felicidad de mi gran salchicha", el dolor en su pecho se intensificó.
Instintivamente le gritó al chofer —¡por favor, detente, detente!
¡Shh! El coche se detuvo de repente. Mila se tambaleó y, después de volver a sentarse de manera segura, no pudo evitar decir: —Prima, hoy es el día de la publicación de los resultados, ¿no me digas que estás tratando de faltar a la escuela para evitarlo?
Astrid no pudo molestarse con ella en absoluto, ya que rápidamente se dirigió hacia abajo.
Tropezando, caminó hacia *La felicidad de mi gran salchicha*.
Pensando mientras aún podía, de repente tuvo un pensamiento. ¿Podría ser que ella tuvo que enamorarse de ese hombre para que funcionara? ¿No podía cambiar a otro hombre?
Con este pensamiento en mente, se detuvo en seco y agarró al azar a un estudiante uniformado que pasaba junto a ella. Su cabello estaba teñido de rojo y, sin siquiera mirar cómo se veía el niño, preguntó de inmediato:
—Oye, ¿quieres enamorarte, es decir quieres ser mi novio?
El niño: —¿Se quedó estupefacto ante esa pregunta extraña?
Pero Astrid se dio cuenta que al decir eso, el dolor no disminuyó, sino que se intensificó aún más. En realidad fue inútil; el dolor continuó aumentando.
Rápidamente aceleró sus pasos y abrió la puerta de la tienda. —La felicidad de mi gran salchicha—. Allí vio a ese hombre alto sentado detrás del mostrador, y el dolor disminuyó rápidamente una vez más.
Esto significaba que tenía que enamorarse de Buker St Clair.
Apoyando el marco de la puerta, miró fijamente hacia adelante.
Entonces, ¿este problema realmente tuvo algo que ver con Buker? ¿Podría haber sido drogada por él? ¿Podría haberle lanzado un hechizo? ¿Por qué había algo tan extraño en el mundo?
Justo cuando estaba aturdida, Buker St Clair gradualmente miró hacia arriba.
El aire acondicionado de la tienda era fuerte y el hombre, una vez más, vestía un conjunto completamente negro. Sostenía un libro en la mano mientras permanecía sentado relajadamente. No había expresión en su rostro, y sus ojos se posaron lentamente en Astrid mientras preguntaba: —Niña, ¿por qué estás aquí?
Astrid guardó silencio por un momento… —Es porque me enamoré de ti
Burke St Clair tenía una cara que mostraba todo un poema digno de ver.
Sus miradas se encontraron y hubo un silencio absoluto.
La tienda permaneció extrañamente en silencio durante medio minuto.
Buker, no pudo evitar reír. Se ríe con voz profunda. Esa risa era tan baja que parecía persistir mágicamente en los oídos de Astrid. Esto hizo que sus mejillas se sonrojaran.
Al no tener nada que decir, trató de iniciar una conversación. —¿Qué vende tu tienda?
Después de decir eso, miró los estantes.
El hombre bajó los ojos y respondió: —Esto es una tienda de provisiones—
Anoche, consiguió que el tonto de Faren cambiara todo en la tienda en el último minuto.
Pero…
Astrid tenía curiosidad. "Cuando llegué aquí ayer, los estantes estaban llenos de cajas pequeñas. ¿Quiénes eran?
Por qué esta niña era tan observadora, se preguntó Buker. Dejó lentamente su libro y se inclinó hacia adelante antes de decir en tono serio: —Globos, si eso globos para fiestas infantiles
Me pareció más bien que eran preservativos —respondió Astrid.
Buker casi se atraganta con su propia saliva…
En la mente de Astrid, un signo de interrogación se dibujó lentamente: —?
Siempre se preció de ser una niña muy inteligente; además de que había leído un sin número de libros de calidad a edad muy temprana, sabía muy bien para qué servían esos globos que había visto en la tienda de conveniencia de Buker el primer día que la visitó, además de esas cosas con forma de partes intimas del hombre.
Lo que no comprendía, en realidad, era porque Buker trataba de engañarla. No era necesario que lo hiera, solo eran cosas que cualquier joven en edad adulta y sexualmente activo usaría. ¿No sería esa la respuesta más adecuada a solo decirle que eran globos?
Astrid pensó que por eso existía tanta desinformación sexual en el mundo, por la falta de sinceridad por parte de los adultos, y si su novio pensaba ser así con ella, tenía que hablar muy seriamente con él.
Ella no pensaba tener sexo, pues no tenía tiempo para esas cosas tan pueriles, solo que no quería que pensara que era una niña desinformada.
Si eso era lo que quería que supiera Buker St. Clair,
Sin embargo, no preguntó más. Simplemente tenía la molesta sensación de que esta tienda de provisiones era diferente del resto que había visto antes. Incluso su nombre era único: ¿tienda de provisiones? Tenía un nombre muy raro; de hecho, se llama *algo sobre una gran salchicha feliz*.
Astrid tenía muchas dudas sobre a qué en realidad se dedicaba Buker, pero no podía preguntarle aún, apenas lo conocía y no sentía la confianza para hacerlo, además ella fue la que de la nada le pidió que fuera su novio si no moriría, o al menos eso fue lo que una voz en su cabeza le dijo, y de hecho el dolor en su corazón cesó de inmediato cuando tomó la mano de aquel hombre.
Hoy que estaba de nuevo en la tienda de * La gran salchicha feliz *, se dio cuenta de que realmente su corazón no dolía; se sentía sin opresión y calmado, con mucha felicidad y ella estaba llena de vitalidad. Por lo cual decidió que continuaría yendo a ese lugar todo el tiempo que sintiera la necesidad de sanar su corazón y, si fuera necesario, pues se enamoraría de Buker, y lo iría conociendo poco a poco.
Tomaría a Buker St. Clair como la medicina que necesita para sanar su dolor de corazón, que pide amar a alguien. Así podrá no preocuparse por esa avanzadilla mientras termina la escuela para poder ingresar como lo tenía planeado a alguna de las mejores universidades del mundo y estudiar como una chica normal, ya no en casa, sino con más personas.
En el orfanato, su psicólogo le había planteado conocer a más personas, pero ella nunca quiso; solo deseaba estar sola con sus libros y obtener más conocimiento del mundo, la ciencia, filosofía, artes e incluso del mundo militar y político, nunca sobre el amor o las relaciones personales.
Por eso le parece muy extraño que ahora sienta como si Buker la hubiera hechizado, embrujado o quizá usado un narcótico por medio del aire, para que sintiera esas ganas incontroladas de estar a su lado hasta el punto de sentir la muerte si no lo ve. Le tocó la mano. O simplemente está en el mismo sitio que él.
Lástima que no esté el chico 'dientes de perro'; a ese sí que le gusta hacer mucha charla.
Ya se estaba haciendo tarde y tenía que irse al colegio. Igual que el día anterior le preguntó a Buker St. Clair.
—¿Ya me puedo ir a clases?
Buker vio el hermoso rostro angelical de la niña y le pareció divertido que le pidiera permiso para irse igual que el día anterior.
—Por supuesto, ya es tarde, ve o no llegarás a tiempo.
—Regresaré mañana más temprano —informó Astrid.
—Aquí estaré, esperando por ti —respondió Buker, de manera jocosa.
******
Astrid llegó al colegio y, sin mirar ni a izquierda o derecha, se dirigió a su salón de clases, en el cual se encontraban todos en un alboroto tremendo por saber los resultados del examen del día anterior.
Por lo que habían escuchado, solo una persona había completado todas las respuestas y lo había hecho 100 por ciento bien; eso los tenía realmente sorprendidos.
—Fue tan difícil el examen de ayer…
—¿Cómo puede existir solo un alumno que resolviera todas las preguntas?
—Seguro que es el de siempre, solo puede ser Denzel Calloway.
—No puede ser otro que nuestro número uno de toda la clase.
Astrid solo tomó asiento en su butaca sin prestar atención a nadie y a ningún comentario que se hacía. El día de ayer ya había pasado un muy mal rato en casa por culpa de Mila y de la familia de su supuesto prometido Denzel; habían golpeado la cara de su madre y eso no era algo que le agradara a ella, que estaba acostumbrada a defender la justicia.
—Denzel. ¿Fuiste tú el que respondió todas las preguntas? —Un choco, preguntó.
—Es verdad, Denzel. Como te fue, ¿fue difícil el examen para ti?
—Nada complica —respondió Denzel de modo presumido.
Aprovechando el momento en el aula, Mila no perdió el tiempo para presionar a Astrid y de inmediato hizo la misma pregunta a su prima.
—Prima, ¿fue complicado el examen para ti?
—Nada complicado —Astrid respondió en el mismo tono que Denzel, cosa que molestó en gran manera al susodicho.
En ese momento ingresó el profesor Smith al salón con los resultados de todos, pero antes de que pudiera decir una sola palabra, se asomó por la puerta otra profesora, la encargada del segundo grupo de elite, la señorita Cameron.
—Profesor Smith, ¿cómo le va con la alumna nueva? No se arrepentirá de aceptarla; seguro, la puntuación de su grupo bajará y mi grupo será el número uno. Es lo malo de aceptar alumnos recomendados sin los conocimientos básicos para estar en grupos de alta capacidad.
La señorita Cameron era una mujer de poco más de 30 años; tenía una ambición incomparable por llamar la atención; deseaba tener el puesto de la mejor profesora y poder obtener un mejor salario, además de ser reconocida a nivel nacional como la más apta para llevar los grupos de alto rendimiento educativo o grupos de elite.
Solo así podría llegar a conocer a un hombre rico y poderoso con el cual podría casarse y vivir la vida de lujo que soñaba.
En un principio, Astrid fue asignada a su grupo, pero armó un escándalo marca diablo para que fuera cambiada al grupo del profesor Smith. No aceptaría a una chica sin velocidad que venía de un orfanatorio y que la podía arrastrar hacia abajo y truncar sus planes de encontrar un marido rico.
Pero tampoco pidió el tiempo burlándose del profesor Smith, ya que él sí que tenía la capacidad que tanto deseaba ella; tenía más de 30 años como docente y estaba bien situado. Venía de una buena familia y estaba a punto de jubilarse.
Tenía todo lo que ella no podía ni soñar poseer.
—Señorita Cameron, recuerdo que fue usted quien rechazó a la señorita Templeton, así que espero que no se arrepienta de su decisión con el tiempo.
—Porque debería de hacerlo, solo es una niña, que viene de un orfanato.
—Yo pensé lo mismo, pero no se puede juzgar a los alumnos por de dónde vienen, sino por lo que saben.
—¿Qué puede saber esa mocosa?¿Cuánto pudo aprender en orfanato?
—Lo dicho, señorita Cameron, espero que no se arrepienta.
Después de eso, continuó hasta el podio del salón el profesor Smith y se dirigió a sus alumnos, mientras la señorita Cameron fue a su respectivo salón.
—Buenos días a todos, ¿cómo recordarán el día de ayer que el examen que se realizó fue para saber cómo estaban regresando después de unas largas vacaciones, y para recordarles que este es el último año escolar y el más difícil, ya que se llevará a cabo el examen de ingreso a la universidad que ustedes elijan? Algunos decidirán ir al extranjero; otros intentarán ir a la más famosa de nuestro país, que es la universidad más complicada de ingresar, y así consecutivamente. Pero que a partir de los resultados de este examen les quede claro lo que pueden esperar para su futuro y lo que realmente pueden esperar de ustedes mismos.
—Profesor, ¿es verdad que solo uno de nosotros logró responder a todas las preguntas?
—Las preguntas fueron tan complicadas, que casi sentía que me desmayara, entonces ¿cómo serán las del examen a la universidad?
—Si solo uno de ustedes respondió correctamente a las 160 preguntas, correctamente. Y sí, las preguntas de los exámenes de admisión para algunas de las carreras a la universidad son muy complicadas; digamos que este examen fue solo un juego de niños. Les advirtió el profesor.
Después de eso comenzó a nombrar a cada uno de los alumnos presentes para entregar sus exámenes, sin decir los resultados de ninguno; ellos mismos los verían por sí solos. No quería causar ánimo de adversidad entre la clase cuando se dieran cuenta de quien fue quien sacó los 160 puntos.
Todos sabían sus respectivos resultados en ese momento; tanto los alumnos de los salones de elite como los alumnos de otras clases normales de últimos años, que habían pasado por el examen de repaso de conocimientos, estaban igual de felices o decepcionados según fueron sus resultados. Solo dos personas estaban eufóricas por sus respectivos resultados y esas eran Denzel, quien había sacado 150 puntos y Mila, quien tenía 138 puntos en total. Ambos siempre se habían sentido orgullosos de sus conocimientos, si fueron capaces de sacar esas calificaciones en un examen de rendimiento, después de unas vacaciones de dos meses.
Donde solamente se dedicaran a viajar por el extranjero e ir de compras con sus padres, podrían salvar cualquier puntaje en el futuro si estudiaban con acierto.
Solo Astrid se encontraba indiferente ante el número que se mostraba en un papel, que reposaba sobre su pupitre. Para ella solo significaba un número; nunca había hecho un examen, así que no comprendía porque todos estaban tan felices por un número en un papel.
Lo tomo y lo guardo en su mochila sin hacer ningún otro movimiento o algarabía sobre su examen. Cosa que vio el profesor, notando cómo esa chica era muy distinta a todos los demás alumnos que hacían alarde de sus calificaciones; ella en cambio solo guardó silencio, sin decir que fue ella la de mayor calificación, pero ese no sería un secreto, puesto que en la pizarra en un rato en el patio aparecerías las calificaciones de todos…
Esperaba el profesor que Astrid se adaptara pronto a estar en el colegio; ahora comprendía por qué su padre había dicho que su hija no era tonta, solo no sabía socializar.
Pensando en eso, el profesor se preguntó cuantos chicos habría que son unos genios en desperdicio por no darse cuenta hace tiempo los docentes de que son chicos que no saben socializar y los menosprecian pensando que son tontos. Debería de pensar más a fondo en eso, y ahora que se jubile, escribir un tratado sobre el tema…
*********
Al terminar las clases todos estaban recogiendo sus cosas, preparándose para salir al patio y revisar el tablón donde se presentaban las calificaciones de todos los alumnos del último año. Sobre todo, los que estaban confiados de aparecer entre los 100 primeros lugares, ya que era todo un logro. Tomando en cuenta que las aulas de elite constaban de 60 alumnos entre las dos.
Astrid solo pasó de largo de la pizarra y dejó a los chicos que se encontraban peleando por un lugar para ver las listas. Se dirigió a la salida para encontrar el auto de la familia que las recogía, tanto a ella como a su prima Mila.
Entró en el auto y se sentó cómodamente a leer un tratado de comercio exterior con toda la calma del mundo. Mientras esperaba a Mila.
Mientras tanto, Mila y Denzel se encontraban abriendo paso entre los otros chicos para ver la lista más a la izquierda de la pizarra donde se encontraban los nombres de los chicos con más altas calificaciones.
Denzel, al ver su nombre, se sintió muy feliz. Siempre había estado hasta arriba de la lista, pero en esta ocasión está alguien por encima de él y con 10 puntos más en su haber. Eso lo hizo que sintiera que su vista se volvía borrosa, que su cabeza diera vueltas; sentía que su mundo estaba cambiando en segundos. Todo su mundo perfecto se estaba convirtiendo en nada. Durante toda su vida estudiantil nadie lo había superado en el cuadro de calificaciones y hoy una chica venida de un orfanato lo superó por 10 puntos más.
Mila estaba buscando a su prima en la lista, pero ella buscaba el nombre entre los últimos y no la encontraba, así que desistió, pensando que quizá sacó un cero y no merecía ni estar en la lista. Por lo cual se fue junto a su prometido y vio la cara cetina que tenía y cómo todo su cuerpo se encontraba temblando, por lo cual levantó la vista para ver qué fue lo que lo puso así. Y fue cuando vio que el primer nombre en la lista de calificaciones era el de su prima, con la calificación completa. Eso no podía ser cierto, era una mentira. En su casa la abuela había dicho que esa chica era una tonta, que no sabía nada, que nunca había recibido educación y que era imposible que sacara una buena posición en examen: ¿Cómo sucedió esto?
Sus tíos lo tenían guardado en secreto para humillarla. Si era eso, seguro que era eso, y Astrid seguro que quería burlarse de ella delante de todos sus amigos.
Tenía que ir con la abuela y contarle la gran humillación que estaba pasando en este momento por culpa de Astrid. Esto no se lo merecía ella, que era la nieta preferida.
Sin prestar atención a Denzel, corrió entre la multitud y salió del colegio Mila para buscar el auto de su familia. Entró y encontró a Astrid agachada con un libro. No sabía que ni le importaba; lo único que quería era saber por qué la había engañado…
—Astrid, ¿Por qué me mentisteis, porque me dijiste que eras una niña tonta que no sabías nada?—Después comenzó a llorar con gran coraje; incluso el chofer no comprendía nada.
—¿Cuándo mentiría?—preguntó Astrid, sin dejar de leer su libro.
—¿Cuándo dijiste que eras una tonta, que no sabias nada?
—¿Tú me escuchaste a mí decir eso?—preguntó Astrid.
—No cambies el tema, ¿Por qué sacaste una calificación completa?—preguntó Mila.
—Solo respondí a las pocas preguntas que dijeron que tenía que responder. Astrid pensó que Mila estaba realizando preguntas poco lógicas.
Mila continuaba molesta y llorando. Ella solo había sacado 138 puntos; aún seguía siendo una de las mejores, pero estaba muy lejos de la calificación de su prima. Eso significaba que sin esfuerzo alguno Astrid había sacado 160 puntos, cuando ella había ocupado las dos horas para solo tener 138 puntos.
Al llegar a la residencia Templeton, bajó corriendo como lama que la perseguía el cazador del más haya, y fue a buscar a su abuela.
La abuela la vio llorar desconsoladamente y le preguntó de inmediato qué era lo que le había sucedido.
—¿Qué te pasa, pequeña Mila, esa chica mal educada te ha dicho alguna grosería? Sacaste mejor calificación que ella y ¿te está acosando por eso? Cuéntale a la abuela lo que está pasando y ella la disciplinará como es debido.
—Abuela, yo saqué 138 puntos en el examen; me fue bien; estoy entre los mejores, como siempre, —no dejaba de llorar e hipear Mila.
—Entonces, qué es lo que pasó, seguro que el atormento del orfanatorio debe de estar muy mal, ¿no puede ser mejor que tú?
Cuando Mila escuchó estas últimas palabras de su abuela, más lloraba; su rabia se animaba y no podía parar de llorar.
—Abuela Astrid nos ha estado engañando. Ella no es una niña tonta; sacó una calificación perfecta, incluso más lata que la de Denzel.
—Eso es imposible, esa niña no sabe siquiera hablar, no sabe comportarse, no sabe nada, viene de un orfanato del campo, ¿Cómo podría ser tan inteligente? Eso es mentira. Seguro que hizo alguna trampa; debemos ir al colegio y pedir que revisen los exámenes para que salga la verdad a la luz.
La vieja mujer estaba tan enojada de saber que la niña que había estado perdida durante más de 15 años era inteligente, que en ese momento quería destrozar cualquier cosa que tuviera enfrente; sabía que había hecho una apuesta con esa mocosa y que si su esposo se enteraba de que ella había golpeado la cara de Emma delante de los padres de Denzel, la castigaría, la obligaría a pedirle perdón a Emma y aún más por la apuesta, ya que la mocosa sacó una calificación muy alta. Con eso estaba demostrando que no era tonta, que había heredado los genes de esa familia de eruditos, que no servían para nada; no podían hacer dinero.
Tenía que encontrar una manera de que nadie en la casa se enterara de que esa chiquilla había sacado una calificación tan alta; ella no se rebajaría a pedir perdón por golpear a una inútil nuera como lo era Emma.
Si por ella fuera, su hijo nunca se hubiera casado con esa mujer, que no aportaba nada a la familia. Lo hubiera casado con aquella chica de la familia de joyeros que ahora son tan ricos, pero el muy tonto estaba tan enamorado que se empeñó en casarse con esa familia buena para nada.
Solo de pensar la pérdida que tuvo al no tener como nuera a esa chica, le dolía el corazón de nuevo; ahora podría tener las joyas más finas y hermosas, riquezas inigualables y una hermosa nuera, elegante y con muchas amigas de la alta sociedad. Y no una nuera que solo sabia llorar todos los días por una hija que perdió durante más de 15 años.
Porque la vida era tan injusta con ella, por eso había sabido engatusar al marido que tenía ahora. Ella sabía que tenía que salir de la familia miserable donde había nacido y dejar eso atrás. Esa no era vida para ella. Pero ahora los cielos la estaban castigando con esta nieta.
Cuando estaba con sus pensamientos recalcitrantes, la vieja señora Templeton vio entrar a Astrid. Eso la puso aún de más mal humor.
—Aun eres tan valiente como para regresar a esta casa, después de hacer llorar a tu prima.
—Llora porque es una chica boba —le respondió Astrid sin ninguna emoción en la voz y subió a su habitación.
Las dos mujeres se quedaron en la sala de estar sin saber qué responder a Astrid que las ignoró.
Astrid sabía muy bien lo que estaban tramando esas dos, pero era mejor dejarlas ser; ella tenía mucho que leer esa tarde; además, en la cena le diría a la abuela que se disculpara con su madre por la bofetada que le había dado.
La noche en que se habían entregado las calificaciones del examen de reconocimiento del regreso a clases en el colegio internacional, la familia Templeton se reunió a cenar en casa, al menos los miembros que se encontraban en la ciudad.
A la cabeza de la mesa se encontraba Mateo Templeton, el jefe de la familia; al lado derecho estaba Stephan, el padre de Astrid; a su izquierda su esposa Emma y a su lado su hija Astrid. Del otro lado se encontraban Nina Templeton, la abuela y esposa de Mateo, y a su lado Mila, quien vivía de momento en esa casa, ya que sus padres se encontraban de viaje.
Siempre se acostumbró a hablar sobre los negocios de la empresa cuando se encontraban los tres hijos y el padre; casi nunca participaban en las charlas las esposas de ellos, pero en esta ocasión la que inició la conversación en la mesa fue Nina.
—Mateo, sabes que nuestra querida nieta, Mila, ha sobresalido como siempre en sus exámenes; ha sacado una alta calificación. ¿Qué le darás como regalo? ¿Preguntó la vieja anciana?
—Qué regalo debería de darle yo, para eso tiene a sus padres —La anciana frunció los labios; no soportaba que su marido menospreciara a la hija de su hijo de en medio; ese era el hijo al que más quería; él era el que más se parecía a ella.
—Podrías darle un poco de dinero para que compre algo de ropa o una joya bonita —continuó insistiendo.
—Si le diera dinero a ella, tendría que darle a los tres nietos que tengo, y no están los tres aquí, así que no lo haré Fue seco y tajante al responder el viejo señor Templeton.
Para esto Astrid no había dicho a sus padres la calificación que había obtenido en su examen, y ellos tampoco habían querido preguntar para no abochornarla. Creyeron que podría haber sacado una muy baja calificación, que sería mejor no mencionarla esa noche delante de todos los presentes; sería mejor hablarlo en privado, solo ellos tres, así sabrían qué hacer en caso de que tuviera problemas de aprendizaje.
Stephan estaba apunto de hablar sobre las cosas de la empresa con su padre cuando su propio padre le preguntó a Stephan porque tú no estás pidiendo nada para tu hija. ¿Tu hija no sacó buenas calificaciones en el examen también?
Stephan y Emma se miraron uno al otro sin saber qué responder; de hecho, no sabían cual había sido el resultado que había obtenido la pequeña Astrid. Así que no tenían más remedio que preguntarle ahí mismo a su hija sobre ese hecho.
—Astrid, ¿Cuál fue tu puntuación en el examen? Preguntó nerviosamente Emma a su hija.
Astrid respondió tranquilamente sin levantar la mirada de su plato.— 160—
Los padres de ella no sabían si eso era mucho o poco, así que tuvieron que ver la cara de Mila, y con eso supieron que era una calificación más que excelente, pues Mila de nuevo comenzó a llorar.
—Mila, cual fue tu puntuación —preguntó el anciano.
—138 puntos,Sniff,Sniff—
—Y así quieres que festeje a esta nieta tuya, Nina, a quien quieres engañar, acaso no ves que está mucho peor de lo que se puede esperar —dijo Mateo Templeton.
Esas palabras enfurecieron a la vieja Nina. —Si esa niña no nos hubiera engañado diciendo que era una tonta, desde que llegó de ese orfanato lleno de gérmenes, mi pobre Mila no estaría sufriendo ahora tanto.
—Nina, ¿Quién dijo que la niña era tonta?—preguntó Mateo.
Nina no se atrevió a decir más cosas; sabía que ya había dicho suficiente, como para que no saliera a luz, todo lo que causó el día de la llegada de Astrid a esa casa.
—Ella me lo dijo, el primer día que llegue a esta casa, y además le pego a mi madre en la cara. Pero prometió que se disculparía con mi madre si yo sacaba más alta calificación que Mila, así que ahora tiene que pedirle perdón a mi madre por golpearla—dijo Astrid, con toda la tranquilidad del mundo, mientras tomaba su postre. Comí estuviera comentando del clima de ese día.
Stephan no sabía que su esposa había sido golpeada por su madre y que su hija había sido insultada; estaba muy molesto en ese momento. Si aún soportaba estar en esa casa era porque no había nada que lo hiciera irse, pero ahora ya nada lo detenía ahí, ya tenía a su hija a su lado, ya podía marcharse y estar con su hija y su esposa en otra casa lejos de estos problemas y la aversión de su madre.
Y la incompetencia de su hermano, que sabía que llegado el momento los llevaría a la ruina. Su hermano mayor no era un problema; él era independiente de los negocios de la familia, él tenía su vida hecha, como militar, tenía un buen cargo y su esposa pertenecía a una familia muy bien situada en la política. Su madre lo presumía a diestro y siniestra, pero casi nunca lo veían.
—Muy bien, las promesas siempre se cumplen en esta familia, así que Nina, discúlpate con tu nuera como es debido, ahora mismo —le ordenó su esposo.
Nina sintió que en ese instante estaba bajando a la profundidad del infierno, sin haber muerto aún. Le era imposible disculparse con esa nuera tan inútil; ya hacía tiempo que debería de haberla disciplinado para que conociera bien cual era su lugar, pero no, solo la dejó que hiciera lo que quisiera y se dedicara a llorar por los rincones e ir a cuidar ese viejo inútil de su padre, y ahora estaba pagando las consecuencias de eso; esto se lo cobraría con creses, eso seguro que sí.
—Emma, discúlpame por haberte golpeado un poco. Nina apretó tanto los dientes que todos pensaron que en cualquier momento se le romperían y a alguno de ellos le caería un trozo de ellos en su plato de postre.
Menos mal que era la dentadura postiza de última generación, muy bien hecha de material reforzado; que si no, se hubieran hecho realidad los pensamientos de todos los presentes.
—Suegra, está bien. Emma sabía que no podía luchar contra Nina mientras viviera en su casa, así que prefirió no hacer más escandalo, solo aceptar una disculpa muy falsa.
—Señora abuela, espero que no vuelva a golpear a mi madre y sobre todo delante de personas que no son importantes para nosotras. Astrid no dejaría pasar tan fácil el incidente.
—Astrid, ¿Quiénes estaban el día que tu abuela golpeó a tu madre?—Preguntó su padre.
—La familia del prometido de Mila vino para ponerse de acuerdo cuando sería el compromiso.
—Por qué no me dijiste que vino la familia Calloway, Nina, ¿en qué estabas pensando citándolos sin que yo estuviera presente? Pregunto ya muy molesto. Mateo Templeton
—Ellos vinieron a ver a Mila y las cosas sucedieron así: Nina no sabía cómo arreglar el problema ahora, ya estaba todo hecho; esa niña ya la había metido en problemas, ahora cómo podría salir de ellos.
—Abuelo, no te enojes con mi abuelita; solo quería saludar a los padres de Denzel, porque mis padres no están en el país. —Salió a su salvación Mila.
—Ese compromiso es un trato entre dos familias, muy importante; no es un juego de dos niños; a mí no me importa si solo es un saludo de tus padres. Representa asuntos comerciales en el futuro; no quiero saber de nuevo que se metieron en problemas delante de extraños, que puedan pensar mal de esta familia y que puedan dañar los negocios familiares, comprendieron.
Mateo, como un hombre viejo y de los tiempos de la depresión económica, aún se comportaba con mucho recelo a la hora de tratar a las personas, y no dejaba que nadie se interpusiera en los negocios que tenía con otras familias; eso significaba pérdidas para él, y lo ponía de muy mal humor. Era capaz de correr de su casa a quien lo enojara cuando se ponía así.
Solamente quienes sufrieron la gran depresión aunado a una guerra civil pueden saber lo que cuesta levantar un emporio de negocios de la nada… Y uno de esos era Mateo; desde muy joven trabajó duro, picando piedra sobre piedra para lograr lo que tenía hasta ahora.
No dejaría que cualquier tonto miembro de su familia tire por la borda su arduo trabajo.
Astrid comenzó a ver como funcionaban las cosas en esa casa, donde en realidad la maquinaria que los movía era sencilla de comprender. Era dinero, codicia y poder, y eso que aún no conocía al resto de la familia, y no tenía ganas de conocerlos. Como amaba a sus libros, que solo le mostraban cosas realmente interesantes, y no como las personas que mostraban caras falsas y mentiras que tenías que descubrir, como si se tratara de capaz que tenías que quitar.
Era realmente complicado comprender la mente humana; la psiquis era todo un enigma para Astrid. Era mucho más fácil hablar con un científico sobre las investigaciones de Albert Einstein que sobre por qué un hombre desea tanto ser rico y famoso a cualquier coste, aún pisoteando a los demás.
Ella veía muchos que querían adoptar niños en el orfanato, gente rica que no podía tener hijos, pero también no comprendía, porque solo se llevaban a los niños, que solo coincidían con los mismos rasgos que ellos. ¿Cuándo fueran adultos esos niños no descubrirían que eran adoptados? ¿Qué importancia tenía si no tenían ojos azules como la madre o el pelo rubio como el padre? Cuando crecieran, nunca tendrían nietos que se parecieran a ellos de verdad. Los seres humanos son de verdad los más complicados de todo el universo.
Por eso ella seguiría dedicándose a la investigación de células y medicamentos; eso sí que es más fácil de entender.


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