UNA MUJER FUERTE (CAPITULOS 1-10)
Suri se encontraba muy apura por llegar a su destino, estaba cansada y muy asustada, por la precaria situación en la cual se encontraba su hermana en ese momento, pero aun así continuo su camino, por aquellas terribles calles calurosas de la ciudad, soleada, de un verano extrañamente caliente
El aire sobre el suelo brillaba a medida que el aire caliente se evaporaba bajo el calor. Parecía como si al subir el calor fuera un reflejo de lo que pasaba por las calles.
En un día tan soleado como este, la calle estaba muy tranquila. Incluso el tráfico era bajo. Todos estaban en lugares más frescos para evitar el calor.
Suri estaba vestido con una camisa color azul marino que había visto días mejores y un par de pantalones de traje color negro sin ya sin vida ni hablar de los zapatos de piso, que ya estaban en sus últimos días de utilidad; ella solo era una mujer. Más de tantas que corrían hacia el segundo hospital de la ciudad, un hospital popular como muchos otros, que se pueden encontrar en muchas ciudades.
Suri tenía su rostro húmedo por el sudor que caía por los laterales de su cara, bajando hasta su cuello. Su camisa estaba mojada por el sudor y la hacía sentir incómoda. Pero Suri no tenía tiempo para preocuparse por todo eso. Agarró con fuerza su viejo bolso, donde se encontraban 250 mil dólares. Los necesitaba tanto para salvar la vida de su hermana ahora mismo. Su madre, Mariana DuPont, la buscó y llorando le suplicó o, más bien, le ordenó que tenía que conseguir 500 mil dólares para pagar el tratamiento de su hermana. Era imperante para ella que lo hiciera de inmediato. Ella solo podía obedecer como siempre lo había estado haciendo desde que había sido pequeña.
Vendió todas sus pertenencias y con mucho esfuerzo reunió esa suma de dinero. La operación de su hermana mayor costaría alrededor de 500 mil dólares. Tendría que encontrar una manera de reunir los 250 mil dólares restantes. Por ahora solo tenía la suma de 250 mil, y no era suficiente, pero era lo necesario para que iniciaran el tratamiento
Se dirigió directamente a la sala donde se encontraba la habitación de su hermana Haydée y, cuando las manos de Suri tocaron el pomo de la puerta, escuchó la conversación entre su madre y su hermana en la habitación.
—Mamá, todo fue culpa de Suri. Si no fuera por ella, Charles no se habría divorciado de mí. —Esa era la voz de Haydée, la hermana de Suri.
—Deja de llorar, ya he regañado de manera muy dura a tu hermana Suri, ya no tienes por qué sufrir por lo que pasó —dijo Mariana, la madre de Suri, mientras sostenía la cabeza de su hija mayor, Haydée, con el corazón dolorido de solo recordar todo lo que había sufrido por el divorcio.
Suri, que estaba parada afuera de la habitación, estaba conmocionada de cómo podía llegar a ser su hermana tan descarada que había olvidado la verdadera razón de su divorcio. ¿Acaso su hermana no había tenido una aventura que resultó en el divorcio de Charles? Pero, ¿qué tenía que ver esto con ella?, si la que fue infiel fue Haydee.
Al pensar en Charles, Suri sintió un poco de tristeza. Recordó cuando lo conoció, hacía ya algunos años atrás
Charles era el novio de Suri. Sin embargo, Haydée planeo como quedar embarazada del hijo de Charles, lo sedujo y después hizo un gran drama diciendo que él la había obligado, así que después de ese gran lio, tenían que casarse.
Mariana reprendió a Suri por este hecho. ¿Dijo a Suri que ella tenía muy malas intenciones y era una pequeña perra, ya que no solo le arrebató el novio a su propia hermana, y además que todo era culpa de ella, y cómo fue su culpa?, su madre siempre tenía esa mala costumbre de culparla de todo, lo malo que pasaba en la familia, de decirle cuantos problemas había sucedido desde que nació en esta familia
Su hermana perdió al bebé, que había estado esperando, cosa que no fue una realidad, al final nunca estuvo embarazada, pero siempre se tiene que buscar un culpable cuando no se quiere asumir las consecuencias. Y para poder buscar un culpable y que le creyeran que perdió un bebe inexistente, Culpo a Suri de dañarla.
Finalmente, Suri abandonó la relación con Charles y les permitió estar juntos. No podía más con la presión de su madre y los golpes que recibía por parte de las dos. Era muy cansado, iba a trabajar llena de moretes y marcas todos los días.
—Mamá, Charles se divorció de mí. Mi hijo tampoco está a mi lado y he contraído esta enfermedad. ¿Qué debo hacer? Mamá, no deseo morir. No he cumplido con mi devoción como hija para ti. «Realmente no deseo morir».
En la sala, Haydée abrazó a Mariana y lloró. Ella era muy joven y tenía un futuro brillante por delante. Haydée realmente no quería morir.
Mariana se sintió profundamente conmovida cuando escuchó la intención de su hija mayor de ser filial con ella a pesar de estar gravemente enferma.
Mariana le dio una palma dita en la espalda a Haydée y dijo: —No. Mamá no permitirá que te pase nada. Debido a Suri, esa desdichada niña, mamá ya ha pagado los gastos para ti. «Cuando tengamos 500 mil dólares, te recuperarás pronto».
Poco después de que Haydée se divorciara de Charles, tuvo insuficiencia renal y necesitó un trasplante de riñón inmediato.
Sin embargo, Suri sabía muy bien que Haydée tenía la culpa en ese problema , ya que había tenido una aventura extramatrimonial. Por lo tanto, abandonó el matrimonio sin recibir manutención ni compensación matrimonial. Ahora que había contraído esta enfermedad, como consecuencia de las infidelidades, no tenía medios para pagar sus facturas médicas. Era una mujer muy sucia y fría.
No tenía conciencia de sí misma ni de las consecuencias que lo que estaba haciendo tendría como consecuencias.
Aunque Suri estaba acostumbrada al favoritismo de su madre, no pudo evitar sentirse herida por esta conversación. Siempre fue lo mismo desde que eran pequeñas. A su hermana se le daba la ropa nueva, los libros nuevos, incluso la carne a la hora de comer; a ella no se le permitía ni siquiera tomar un baño con agua caliente, porque era un gasto que no se podía permitir.
La enviaron a trabajar desde los 14 años, y a su hermana la enviaron a estudiar; para nada nunca aprobó ninguna materia, solo se la pasó de novio en novio.
Su madre siempre la quiso más porque decía que era idéntica a ella y que Suri era la misma cara de su patético padre perdedor, pero aun así nunca abandonó a su papá.
Ahora ya tenía 40 años. Después de romper con Charles, nunca volvió a tener una relación. No era que no estuviera dispuesta, era porque su madre no se lo permitía.
A lo largo de los años, le había dado la mayor parte de sus ingresos a su madre, quien utilizó el dinero que había ganado para comprar una suite de 150 metros cuadrados para su hermana mayor. Ella tuvo que vivir en un apartamento alquilado de 50 metros cuadrados.
Ella pagaba todas las cuentas de la casa de sus padres. Cada vez que su hermana visitaba la casa de sus padres, ella llevaba algo, pero también se llevaba más cuando se iba.
A esa edad, todavía no estaba casada y los demás se burlaban de ella porque la dejaban en la estacada. Suri sabía que su madre no la dejaría casarse porque quería que siguiera dándole dinero para la casa. Ella era la que mantenía a su madre y a su hermana; por esa razón su madre nunca dejó que ningún hombre se acercara a ella.
Pero era su propia madre. Cada vez que planeaba asistir a una sesión de búsqueda de pareja, su madre armaba un escándalo y amenazaba con suicidarse. Suri no tenía otra opción. Se quedaba sola y solo veía cómo otras mujeres se casaban y tenían una familia.
Todos estos esfuerzos parecieron ser en vano cuando escuchó a su madre llamarla niña miserable. Especialmente después de enterarse de que Haydée le estaba echando toda la culpa de su relación extramatrimonial y divorcio, se aferró con fuerza al dinero que tenía en la mano.
Por todo lo que escuché, no tenía ganas de dárselo a Haydée. Ya estaba cansada de siempre ser la que las salvaba de sus tonterías y que de todos modos la culparan de todos sus problemas cuando ellas eran las que se buscaban los problemas… Antes de que Suri se fuera, escuchó la última conversación que la dejó completamente desesperada.
—Mamá, no es tan fácil. ¿Qué pasa si no puedo encontrar un riñón compatible incluso después de que Suri haya recaudado el dinero? El médico dijo que, siempre que mi pariente más cercano pudiera donarme un riñón, la compatibilidad sería mejor y mi cuerpo no enfrentaría el rechazo tan fácilmente".
En los brazos de Mariana, Haydée dijo lastimeramente: —Si pudiera tener el riñón de un ser querido, lo más probable es que pudiera reducir mis gastos de tratamiento médico.
—No sería tan fácil encontrarlo, ¡algunas personas murieron antes de que llegara la oportunidad!
Mariana sabía muy bien que el dinero por sí solo no era suficiente para resolver su problema y permitirle seguir viviendo. Tenía que encontrar otras alternativas.
—¿Quieres que me haga el análisis de sangre, para que pueda ser yo una donante, sabes que por ti doy la vida misma?—preguntó Mariana con cierta vacilación.
Haydée negó con la cabeza una y otra vez. Su madre ya era mayor y su riñón definitivamente no estaba tan bien ni tan sano. Ya que le harían un trasplante, más le valía conseguir uno bueno, más joven y sano —Mamá, tú me diste a luz y me criaste, no puedo soportar que pases por el quirófano. Lo mismo para papá.
—Eso… —Mariana pensó por un momento, y sus ojos se iluminaron—. Cuando la desgraciada venga, le pediré que se haga el análisis de sangre, para saber si es compatible contigo. Es tu hermana biológica. ¡Estoy segura de que será la persona adecuada!
—Suena bien, pero Suri puede que no esté de acuerdo. Después de todo, esto es un riñón, no le estamos pidiendo solo dinero como siempre lo hemos hecho. — Haydée tenía una mirada intrigante en sus ojos.
—Señorita DuPont, ha venido a ver a su hermana. ¿Por qué no entra? — Haydée y Mariana oyeron la voz de la enfermera en la puerta durante la conversación.
La expresión de Haydée cambió drásticamente. —Mamá… ¿Nuestra conversación anterior fue escuchada por Suri, buena para nada? Corre, alcánzala y ve que no se haya enterado de nada.
Suri escuchó los gritos de su madre. Se negó a darse la vuelta o detenerse. Las lágrimas caían sin control, como si de un collar roto se tratará. Estaba desconsolada.
Por amor a su madre y a su hermana, ni siquiera tenía una casa propia. Sin embargo, no solo querían hacerse con su dinero, sino también con su riña.
Tal vez Mariana no entendiera del todo las palabras de Haydée, pero Suri sí. Cuanto más las comprendía, más las odiaba. Sentía que, aunque le debía algo a la familia DuPont, ¡ya se había sacrificado lo suficiente!
—¡Miserable! Se nota que no sabes el sufrimiento que tiene tu hermana. Sabes que tu hermana está enferma de gravedad y aun así quieres dejarla que muera tirada en una cama sin ayudarla a que salga sana y salva de esta enfermedad.
Suri fue tirado por su madre en medio de la calle fuera del hospital, sin que a su madre le importara en lo más mínimo lo que pasara o quien las viera; lo único que quería era que esa hija suya no se fuera y las dejara sin el dinero para salvar a Haydée y sin el riñón que necesitaba.
Mariana sujetó muy fuerte a Suri sin dejarla moverse ni un centímetro, mientras la insultaba y timoneaba de su bolso para hacerse con el dinero.
Nunca escuchó el aviso de Suri, que le decía que venía un auto, que tenían que moverse en medio de la carretera.
Suri empujó a su madre con todas sus fuerzas a la orilla, y su madre calló sobre la orilla de la calle. Entonces se escuchó un estruendo ensordecedor. Suri tenía tanto dolor que no podía hablar. Se obligó a abrir los ojos porque quería ver cómo estaba su madre.
Después de soltar la mano al ver el coche que se acercaba, Marian estaba realmente asustada. Al ver a su hija menor tirada en un charco de sangre, corrió hacia ella y le dijo: —Suri, tú… aún muerta, también servirás de algo—. Al menos puedes ayudar a tu hermana. ¡Haydée, tendría dos riñones y dinero, tanto dinero para sanarse!
Mariana sabía que ahora podría cobrar el seguro de vida de Suri y cobrar a la persona que golpeó a su hija menor, pues fue asesinada. Tenían que compensarla por el accidente.
Cuando escuchó las palabras de Mariana, Suri le lanzó una mirada mortal. ¡Antes de que llegara la ambulancia, su propia madre la llevó a la muerte!


Comentarios
Publicar un comentario
Gracias, por tu comentario.(elrinconvelvelvioleta.blogspot.com)