UNA MUJER FUERTE (61-70)
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Se estaba realizando el examen sorpresa en el colegio adjunto a la universidad, en el cual se encontraba adscrita Haydée. Los alumnos que habían realizado sus trabajos, por supuesto, que se encontraban en condiciones de realizarlo, ya que se encontraban con los conocimientos frescos en sus mentes. Más era así con Haydée, quien en realidad no tenía la menor idea de lo que se preguntaba, mucho menos de lo que se tenía que responder.
Durante toda su vida, Haydée siempre estaba acostumbrada a pasar los exámenes con las notas más bajas, e incluso presentando solos trabajos requeridos, y eso porque se los realizaba su hermana menor, y pensó que al estar en esta nueva escuela sería de igual forma, por lo cual fue tan descarada como para buscar la ayuda de alguien más para que lo hicieran por ella en esta ocasión de nuevo.
Más nunca espero que al entregar los trabajos que se le estaban exigiendo como pase para los exámenes de medio año, antes le realizaran un preexamen de conocimientos, con lo cual quedaría al descubierto su grave problema de aprendizaje…
Se encontraba temblando dentro de sus zapatos en este momento, al borde de su propio ingenio, sin saber qué hacer. Estaba dentro de un aula que no podía hacer trampa, ya que estaba construida especialmente para realizar exámenes, por lo cual no se podía copiar de ningún compañero, al no estar cerca uno del otro, y ella no sabía responder a ninguna de las preguntas que se encontraban escritas.
La peor pesadilla de Haydée se estaba realizando en este momento; si no lograba realizar un movimiento táctico pronto, su mentira en la escuela y las diversas mentiras con las que ha estado engañando a sus padres en casa quedarán al descubierto, en un solo instante.
Haydée estaba tan nerviosa, que sudaba frío por su espalda; las gotas de sudor caían por su frente, por lo cual realmente era muy notable la forma en que se estaba comportando, al grado de que llamó la atención de su profesora, la cual estaba cuidando a todos los que se encontraban en esa aula, realizando el examen.
—¿Haydée, te encuentras bien? Creo que te pasa algo. Estás muy pálida.
La profesora se acercó a ella y le preguntó, ya que no la veía nada bien.
—No me encuentro nada bien, no sé qué pasó, quizá enferme este fin de semana, me siento fatal, creo que me voy a desmayar en cualquier momento.
Haydée de inmediato vio aquí el momento de escapar y salir del embrollo en el cual se encontraba; era el momento justo para poner una escusa y escapar de este maldito examen que la estaba atormentando hasta la muerte.
—Espera, llamaré a algún compañero, para que ayude a llegar a la enfermería.
—Sí, por favor, no creo que pueda aguantar por más tiempo.
—No te preocupes; pronto te revisarán.
La profesora no puso en tela de juicio las palabras de Haydée, ya que estaba realmente pálida, sudorosa y con muchos temblores en el cuerpo. Lo que no sabía la profesora, es que era debido al medio que sentía por ser descubierta mintiendo a todo el mundo.
Porque en casa se enterarán antes de los exámenes que se realizarían en una semana de que ella realmente no había estudiado en absoluto durante los últimos seis meses de escuela, que todo el dinero invertido había sido una pérdida total, que si su padre se enteraba de esto realmente la dejaría de ayudar para siempre y eso no lo podía permitir. Ella era la única que merecía recibir todo lo que entraba en esa casa; no importaba si era comida, ropa o dinero, solo ella lo merecía.
Cuando llegó un compañero de otro salón para ayudarla a llegar a la enfermería y salió del aula de exámenes, su mente se relajó de nuevo. Estaba salvada por el momento; sabía que ese examen no contaba, pero si su profesora lo hubiera revisado y ella lo entregara en blanco, sabría que no estaba preparada y llamaría a Jordan.
Por el momento estaba salvada, pero ahora tenía que planear algo para la siguiente semana en que se llevarían a cabo todos los parciales.
Tenía que buscar la ayuda de Peyhton de nuevo; él sabría cómo sortear este problema por ella.
******
Peython entró a su salón de clases. Había realizado él mismo todos los trabajos que le entregó a Haydée; en realidad, no entendía muy bien él porque no lo hizo ella; eran tan sencillos que incluso un ciego los hubiera hecho, pero simplemente esa chica tonta no los realizó.
Él siempre había sido el primero en la escuela, durante toda su estadía; ahora estaba en el último año; ingresaría a la universidad en 6 meses más. Se supone que esa chica es casi de su edad, y aún está un año abajo que él. No entendía muy bien por qué sus padres se empeñaron en enviarla a un colegio como en el que se encontraban… Ella no era para estar ahí; era demasiado intrigante y nada inteligente; simplemente no pasaría ni el primer semestre. Sería tirar dinero a la basura si ella continuara.
Pero eso era irrelevante para él; mientras la pudiera usar, para dañar a su primo la usaría; cuando ya no la necesitara, la desecharía como la basura que se tira sin mirar.
No necesitaba ser su amigo para siempre, solo por el tiempo que le fuera útil; después ya no la miraría de nuevo.
Era una mujer tan simple, sin nada atractivo, aun cuando ella misma se tenía en alta estima; eso era gracioso. Parecía que esa chica no tenía un espejo en casa.
Por lo poco que vio el fin de semana, ella se pavoneaba más que un pavo real en celo; cuando la conoció, era tan simple: solo era una buscadora de oro, una cazadora de maridos, nada más.
Pensándolo bien, quizá es la razón por la que sus padres la enviaron a ese colegio, para que encuentre un marido rico, pero no creía que encontrara un estúpido hijo de alguna familia rica que se fijara en ella; era demasiado visible que no valía la pena mirarla con esos ojos.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Suri estaba en clases, revisando con Nael, las últimas lecciones del día. Después de que regresaron del almuerzo, se pusieron a repasar las primeras clases que había tenido; así Suri se dio cuenta de lo mucho que había avanzado en sus conocimientos. Nael, además del empeño que estaba poniendo en realmente ponerse al tanto con sus estudios, no era chico poco inteligente; todo lo contrario, era muy inteligente; aun cuando seguía con su mal carácter para con otros, con ella era un chico muy agradable.
Seguía poniendo las cosas difíciles a su compañera de clases, Suri, pero comenzó con intensidad desde que Nael se declaró abiertamente su protector. Por lo cual esta chica bajó sus ataques directos, pero no los chismorreos a sus espaldas; pero para Suri, que tenía un alma vieja, o al menos su mentalidad, no era la de una niña de quince o dieciséis años; no le afectaba realmente lo que ella o cualquier otro hicieran a sus espaldas.
Suri solo se concentraba en realizar sus trabajos, estudiar y ayudar a Nael a conseguir su meta, que era lo principal para ella en ese momento de su vida. Ya no pensaba en cómo sobrevivir como lo hacía algunos meses atrás o protegerse constantemente de su madre, pero aún de vez en cuando recordaba que no pida bajar la guardia ante su hermana mayor, quien siempre tendría una intriga guardada bajo la manga para poder actuar en su contra…
En cuanto a sus padres, había cambiado para con ella; se preocupaba mucho por su salud y por qué no le faltaría nada para la escuela, pero ella sabía que tenía que demostrar muy pronto que era una chica que merecía estar donde estaba. No solo estaba ahí para saciar su propio ego, sino que ella era realmente capaz, y podría más adelante asistir a la universidad y en el futuro ser alguien que podría sobresalir en la vida, como persona, ser humano y mujer.
En este tiempo era muy complicado para que se aceptaran a las mujeres todavía en el ambiente laboral, pero sabía que, en futuro, las mujeres podrían ser muy importantes en todos los ámbitos, no solo labores, sino también en la política, comercial y empresarial, tanto en su país como internacionalmente. Por eso quería estar preparada esta vez, y no dejar pasar esta oportunidad de regresar a enmendar lo que no pudo hacer en su pasada vida.
Además, estaba conociendo a personas que no pudo tratar en su vida anterior y que serán muy importantes en el futuro. Eso la impulsa a seguir luchando constantemente, para salir adelante y no quedar a tras de ellos, como sería el ejemplo de Mirko, quien llegara a ocupar un rango más alto que el de su padre.
Y si ella puede poner algo de su parte, que ese sea el caso de Nael, lo hará, ahora que logró salvar su vida.
*************
Mirko se encontraba en su casa; una semana excepcional que podía estar de nuevo solo sin que lo molestaran. Era poco el tiempo que podía aprovechar de disfrutar la soledad en casa. Cuando lo hacía, prefería leer libros y descansar. Ya era comandante en la base militar a una edad temprana. Se había esforzado mucho desde joven para lograr sus metas, siendo hijo de un militar y nieto; tenían altas expectativas en él.
Hasta el momento había superado las mismas, con creencias, siendo un hombre con gran inteligencia, fuerza y demostrando un poder natural con don de mando.
Dentro del círculo social donde se desarrollaba su familia, era uno de los solteros más codiciados por algunas madres, por saber el futuro que le esperaba, o simplemente por el prestigio de su familia.
Sabía que su padre tenía una obsesión por quererlo casar con la hija de una mujer que fue su antiguo amor, cosa que él no aceptaría, además de que contaba con el apoyo de su abuelo paterno, quien fue desde un principio quien impidió que esa mujer entrara en su familia.
Ya estaba cansado de que Elizabeth fuera a buscarlo al campo militar, siempre con alguna excusa absurda. Lo peor es que podría entrar cuando ella quisiera, ya que su familia paterna también era de militares, lo que le permitía el acceso ilimitado a la base, como familiar militar, al ir a ver a su padre y tíos.
Decidió no estar esta semana en la base, ya que ella fue a quedarse con el pretexto de cuidar de su padre, solo para estar cerca de él, y era mejor evitarla lo más posible, así que regresó a casa. Por el tiempo que esté ella ahí, su hermana Evelyn le avisará cuando se vaya del lugar.
Es una mujer demasiado persistente, que no comprende las negativas y sobre todo es inmune a los rechazos; demasiado descarada, como para aceptar las negativas abiertamente.
Aun cuando la ha rechazado de todas las maneras posibles delante de sus subordinados y otros soldados, ella continúa buscándolo sin cesar.
Necesitaba la paz de su hogar, así que por eso en casa, solo espera que su padre no lo llame para que regrese a la base militar, para que la atienda, como si fuera un lugar donde se pueden recibir visitas y hacer vida social.
—Joven, le llama por teléfono su padre.
El temor de Mirko se cumplió; ahí está ese hombre llamándolo para que regrese a hacerle compañía a esa estrafalaria mujer.
—Dime
—Mirko, ¿por qué te fuiste, cuando Elizabeth hizo arreglos para venir a pasar unos días en la base y saludarte?
—Estaba cansado; ya hacía casi seis meses que no salía de la base, así que decidí salir por unos días.
—¿Es solo eso? O estabas huyendo de tus responsabilidades como prometido de Elizabeth.
—Padre, yo no soy el prometido de esa señorita; nunca he dado mi consentimiento para ninguna relación.
—Sabes muy bien que ya he hablado de un matrimonio con su familia.
—Pues si hablaste de matrimonio con su familia, cásate con ellos tú, porque yo no lo haré.
—¡Cómo te atreves a decir tales cosas!
—Porque ya estoy cansado de tener que soportar tus tonterías.
—¿Eres mi hijo y tendrás que hacer lo que digo?
—Soy tu hijo, pero no tu marioneta, así que olvídate de un matrimonio concertado o de un arreglo entre padres.
Después de eso, Mirko colgó la llamada, para darla por finalizada. Siempre terminaban en un punto muerto con su padre.
Sabía muy bien que todo eso era debido a la madre de Elizabeth, pero no le daría el gusto a esas dos mujeres de atarlo de por vida en una relación que no quería.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Elizabeth estaba en la base militar exasperada hasta la muerte porque de nuevo no encontraba a Mirko por ninguna parte. Cuando por fin logró encontrar a alguien que le informara sobre él, le dijeron que no se encontraba, que había pedido un permiso.
Estaba terriblemente enojada; su viaje a la base militar había sido en vano; ahora todos sus planes habían sido solo basura y no servirían para nada.
En lugar de estar en la ciudad, disfrutando de una semana como mariposa social, con sus amigas, estaba lejos, a la intemperie y en un lugar donde solo había mosquitos, sol y nada bueno que ver porque el hombre que le gustaba una vez le había dejado sola.
Su madre había insistido en que fuera a quedarse con su padre a la base militar, para que así pudiera conquistar a Mirko Goldstein.
Pero no esperaba que en cuanto ella llegara él desapareciera; sabía que él estaba en contra del matrimonio arreglado, pero no era posible que la despreciara hasta este grado. Ella no era fea, estaba considerada una de las bellezas de la alta sociedad de la ciudad; además era inteligente, estaba estudiando inglés y en la universidad; qué más podría pedir en una mujer.
Era cierto que su madre, Karina, fue la prometida de Lucas Goldstein, y que nunca llegaron a casarse, pero eso ya no es su culpa; ahora ellos son otra cosa.
Ella sería la esposa perfecta, cuando Mirko sea un hombre sobresaliente en el ejército o en la política. Sabe de modales, política y buena conversación; le podrá ayudar en su carrera. Debería de tenerla en cuenta como una buena socia para su futuro.
—Lo siento, Elizabeth, pero Mirko, está en casa, ha decidido tomarse unos días de descanso.
—Oh, comprendo, está bien, entonces regresaré a la ciudad, y avisaré a mi padre para que no se preocupe por mí.
Lucas Goldstein salió de su oficina para avisar a Elizabeth que su hijo no estaría en la base militar. Sentía lástima por esa pobre chica, que había estado persiguiendo a su hijo desde joven.
—Sí, será lo mejor.
—Regresaré entonces, ya me pondré en contacto con Mirko después. Me voy.
Elizabeth se marchó de la oficina de su futuro suegro; ella está tranquila ahora que sabía que estaba en la ciudad; ahora podría ir directamente a su casa e invitarlo a salir o tomar el té con él. Sería mucho más fácil.
Pero antes de irse a su casa, para decirle a su madre que su plan inicial había fallado, porque no estaba en la base militar, así que no pudo quedarse y pasar unos días para poder seducirlo aquí en este lugar…
Su madre ya le había aconsejado que la única manera de conseguir que ese hombre sea su marido es que ella quede embarazada y estaba lista para que eso sucediera, pero esta ocasión ha fallado su plan, ya que él no se encontraba aquí, pero eso no significa que no persistirá hasta que eso suceda.
Irá a buscarlo a su casa y hará todo lo posible para que sucumba a sus encantos y será mucho más fácil ahí, en la intimidad, sobre todo ahora que está solo.
Nadie se interpondrá en su camino; puede lograrlo. No es posible que un hombre sano y activo como Mirko no desee estar con ella; sería una burla, si así fuera.
Elizabeth fue a buscar a su padre y le avisó sobre su regreso a casa, cosa que no le tomó por sorpresa a Harry. Sabía muy bien por qué su hija estaba en la base militar; simplemente la dejó que se marchara y la envió en un auto militar a casa.
Cuando llegó a casa, encontró a su madre en la sala de estar tranquilamente, leyendo una revista de modas.
—¿Elizabeth, qué haces aquí?
—Mamá, de nuevo ha fracasado nuestro plan; Mirko, no estaba en la base; regreso a la ciudad.
—No te preocupes por eso, simplemente ve a buscarlo a su casa.
—Eso había pensado ya.
—Ve con el pretexto de saber cómo se encuentra, y seguramente te invitara a tomar el té.
—Cierto, siempre se ha preciado por ser un hombre con una alta educación, así que no me echara.
—Elizabeth, tienes que ser más inteligente y buscar la manera de lograr comprometerlo.
—Mamá, pero no es fácil, hacerlo es un hombre muy testarudo.
—Igual que su padre, si cuando fue mi novio hubiera sido más fuerte y se hubiera opuesto a su padre, sería mi esposo y no el de esa campesina, sin educación.
—Madre, siempre he pensado que te arrepientes de haberte casado con mi padre.
—Me case, porque tu padre me lo pidió cuando me dejó Lucas; con el tiempo me acostumbré a estar con él así de simple.
Elizabeth sabía que su madre era una mujer fría, pero nunca se había preguntado porque sus padres estaban siempre separados; nunca había hecho un esfuerzo por estar juntos, como otras parejas militares.
Ella no espera eso; si se casa con Mirko, ella quiere estar a su lado en la base militar siempre. Espera que la amen y cuiden; no será como su madre, tan fría y calculadora.
—Bien, entonces, me iré a cambiar para salir a saludar a Mirko.
—Está bien.
Karina vio a su hija subir las escaleras, rumbo a su habitación. Mientras pensaba en cómo a través de su hija podría lograr su venganza en contra de Nicole, esa campesina que le robó su sueño de ser la esposa de Lucas Goldstein, al estar su hija casada con el hijo de esa mujer siempre podrá estar cerca de Lucas, sin tener que inventar proyectos; solo tendrá que decir que está visitando a su hija, así martirizará a esa mujer hasta llevarla a la locura.
Karina estaba dispuesta a todo por vengarse de Lucas y Nicole; ella siempre pensó que podría obtener la fama y la fortuna de la familia Goldstein, si no hubiera sido por esa mujer que llegó a interponerse en sus planes, y ese maldito anciano, que jamás confió en ella, se habría casado con Lucas.
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UNA MUJER FUERTE
Karina comenzó a recordar cuando era solo una adolescente de 16 años. En aquel entonces, se encontraba en la escuela. Su familia no pasaba por un buen momento económico; estaban sufriendo bastante, su padre se había declarado en banca rota, y sus hermanos mayores ya no estaban dispuestos a ayudarlo.
Ella solo sentía que el mundo que había conocido hasta entonces se estaba derrumbando; ya no existía nada más.
Fue cuando lo conoció a él. A Lucas, un chico mayor, que ya estaba en camino a la universidad, y de una familia que lo tenía todo. Era guapo, educado y con riqueza; era codiciado por varias chicas, pero ella lo vio como su tabla de salvación.
Así que tenía que ser su hombre como diera lugar, por lo cual se hizo omnipresente en todo momento.
En ese entonces ella podía verlo todos los días, ya que estaban en la misma escuela, así que se dedicó a perseguirlo hasta que él le pidió que fuera su novia, y ella aceptó.
Cuando lo hizo, fue el momento más feliz para ella, pues pensó que así serían para siempre, sería su esposa y no se dejarían nunca; ella siempre podría tener la vida que quería y no pasaría pobreza nunca.
Sería la esposa de un hombre prominente; viviría siempre de compras y fiestas, pero no fue así, ya que después de una misión el padre de Lucas regresó con una mujer, la cual se quedó a vivir en la casa de ellos y con el tiempo, un par de años después, le dijo Lucas que sería su prometida.
Eso era imposible de creer; después de estar con él por tres años, él la dejó para convertirse en el prometido de Nicole, porque su padre lo obligó a hacerlo, sin más.
Ese fue el golpe más bajo que pudo recibir ella, y eso nunca lo ha olvidado; ahora tienen que pagar los dos por eso.
No le importa si en el camino ahora tienen que sacrificar a su hijo, y la felicidad de este, para que su propia hija sea la que ahora cumpla sus sueños de tener todo el poder y riqueza de la familia Goldstein.
Pero Karina conseguirá lo que quiere, sin importar quién tenga que sufrir, o quién tenga que caer, para que eso suceda. Esa humillación de hace más de 20 años la pagarán muy caro ahora.
—Madre, saldré ahora mismo a visitar la mansión de los Goldstein.
La voz de Elizabeth hizo que Karen regresara al tiempo. Presenté.
—Muy bien, hija, no olvides mis consejos.
—No lo haré
Elizabeth salió feliz a buscar a Mirko. Esperando encontrarlo y que las cosas salieran como las había planeado ahora, y no como salieron por la mañana al llegar a la base militar y encontrarse con las noticias de que no se encontraba en ella.
Llamo al chofer de su familia para que llevara a la residencia de la familia Goldstein, deseando ser bien recibida. Ya era tarde, casi las cinco en punto, y sería una buena hora para realizar una vuelta.
Aun cuando sabía que sería muy descortés si no había avisado que iría, pero pensé que sería una gran sorpresa la que le daría a Mirko al llegar y que la viera ahí.
********
Suri salió de clases y se dirigió a la mansión de la familia Goldstein para recoger algunos libros que necesitaba para estudiar, pues era necesario que se pusiera al día para los exámenes semestrales.
Como siempre que iba a esa casa, entró por la parte lateral sin hacer ruido alguno, y fue directa al pequeño almacén donde se encontraban sus cosas. No esperaba encontrar ahí a Mirko sentado leyendo un libro, y por lo que pudo ver a simple vista era de ciencias políticas, pero estaba escrito en inglés.
Algo que ya no le extrañaba; ya se había dado cuenta de que era un hombre muy inteligente y que seguro dominaba varios idiomas, así que simplemente lo saludó educadamente como siempre lo hacía cuando se lo encontraba en casa.
—Buenas tardes, Mirko.
—Buenas tardes, ¿vienes a estudiar?
—No, me quedaré por mucho tiempo, solo recogeré algunos libros y después me iré a casa; mi padre seguro me estará esperando.
—Comprendo, ¿y cómo has estado de salud?
Mirko recordó que la última vez que la vio fue muy rápida y no preguntó, así que decidió hacer un poco de charla en esta ocasión. Pues notó que ya no estaba tan delgada como cuando la conoció; ahora estaba más alta, tenía un poco de más peso, incluso sus facciones habían cambiado; su rostro era muy atractivo.
Le pareció un poco graciosa, pues seguía siendo pequeña a su lado, pues él media 1,90 de estatura y ella aún seguía quizá por debajo del 1,60; pero ahora que ya no estaba pálida, ni delgada, como si estuviera siendo un esqueleto cubierto de piel, parecía una pequeña muñeca de bolsillo…
Su pelo largo y oscuro había recobrado el brillo, sus ojos ya no estaban unidos, y sus labios estaban rosados y carnosos. Seguramente cuando pasen otros seis meses ella será una belleza.
—Bueno, ya mejor, me cuido más, y mi papá se preocupa mucho por mis alimentos ahora.
—Eso está muy bien; es importante que comas adecuadamente, sobre todo si estás estudiando demasiado. Las fuerzas son vitales cuando te sobreexpones.
—Cierto, pero ahora ya manejo mucho mejor mi tiempo y lo que hago, así que me encuentro mejor de salud.
—Me alegra escuchar eso.
Suri ya se había dado cuenta de que este chico era muy atractivo; era muy alto a su lado; ella era simplemente una niña pequeña junto a él; seguramente tenía muchas chicas persiguiéndolo. Ella no tenía ningunas expectativas para con él; nunca podría estar en su camino como una mujer en la que él pudiera tener interés, así que solo podría admirarlo desde lejos y charlar con él como lo hacía ahora.
Para Suri Mirko, era algo así como un hermano mayor, quien la estaba ayudando en los momentos más complicados de su vida, pero eso no quitaba que no pudiera ver lo guapo que era.
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UNA MUJER FUERTE
Elizabeth se encontraba ya fuera de la casa de la familia Goldstein. Cuando vio que una chica, de quizá no más de 14 o 15 años, entró por la puerta lateral a la casa, eso le pareció muy extraño, además de que estaba vestida con el uniforme de la escuela preparatoria, de alguna escuela pública del barrio.
Ya que sabía que la familia no tenía familiares de esa edad, femeninas, así que seguramente sería la hija de la mujer que era el ama de llaves. No creía que cualquier otra persona pudiera entrar en la casa, y solo la servidumbre solía entrar por las puertas de atrás o laterales.
Defendió el auto donde viajaba y se dirigió a la puerta principal; al tocar al timbre, salió el ama de llaves a recibirla. Al llevarla al pequeño salón recibidor, desde donde se podía ver el amplio patio jardín por donde había entrado la chica, la vio charlando con Mirko muy amenamente con este, dentro de una pequeña casa almacén, la cual estaba con la puerta abierta.
Vio que era como una niña pequeña junto a él; era como si estuviera una pequeña junto a un adulto mayor. Eso no le preocupó para nada; simplemente decidió esperar a que el ama de llaves fuera a buscarlo, para que la recibiera.
Vio cómo llegó la sirvienta hasta él y le informó de su llegada, y él no la siguió, sino sola; la mujer regresó sola.
—Lo lamento, señorita, pero el joven no está disponible en este momento.
—¿Cómo? ¿Se niega a recibirme? ¿Quién esa con la que está hablando?
—Señorita, no puedo decirle nada más; cuando el joven esté disponible, puede hablar con él y preguntarle lo que quiera.
—¿No me lo vas a decir? ¿Cómo te atreves a no responder, que no sabes quién soy?
Elizabeth estaba haciendo uno de sus acostumbrados berrinches en la entrada de la casa, en el salón de espera, al escuchar la negativa de Mirko de no recibirla.
Ella había hecho tantos planes y ninguno estaba funcionando; ya estaba muy enojada, y ahora llegaba y lo encontraba hablando con una niña tan simple.
Eso la puso aún más molesta de lo que ya se encontraba. No encontraba una razón lógica para que se negara a recibirla, y estuviera hablando con esa niña, que se veía que era tan pobre como una rata.
Solo de verlo sonreírle a esa niña, la hacía sentir que la sangre le hervía de coraje; a ella jamás le había sonreído ni una sola vez y con esa niña no deja de hacerlo…
Que podría estar hablando una niña, tan simple para que Mirko estuviera tan feliz a su lado; no creía que tuviera una gran charla, como ella, que pudiera sostener una conversación de todo tipo.
En un arranque de ira decidió empujar al ama de llaves y entrar a la casa para pasar al jardín del patio de atrás y llegar hasta donde se encontraban Mirko y Suri. Caminó a paso lento sin que la sirvienta la pudiera detener, hasta salir por las puertas francesas al jardín. Cuando lo hizo, Mirko la vio, y se puso de pie, dejando de sonreír y poniendo su habitual cara seria y fría, con una mirada acerada, como si con ella pudiera cortar el viento.
Cuando vio esto, Elizabeth sintió un escalofrío recorrer por todo su cuerpo; ella pensó que al verla, Mirko dejaría a esa niña y la recibiría de buena gana. Ella estaba bien vestida, guapa, era más alta y elegante. No tenía medida de comparación.
Más fue todo lo contrario; se acercó a toda prisa, a pasos firmes y largos, para tomarla del plazo y sacarla del jardín y llevarla de nuevo hasta el salón de la entrada de la casa.
—Mirko, espera me lastimas.
—Señorita Harris, no escucho del ama de llaves que no reciba visitas.
—¿Por qué me tratas así? Fui a buscarte a la base esta mañana y no estabas. Pensé que te encontrabas enfermo y por eso vine a visitarte y me encuentro que no me quieres recibir porque estás con una pequeña niña.
—No tengo por qué darle explicaciones de lo que hago o dejo de hacer, no somos nada usted y yo.
—¡Eres mi prometido!
—No se confunda, señorita Harris, sus padres y mis padres son los que han estado tramando eso a mis espaldas, pero yo nunca he dado mi consentimiento para eso.
—Pero sí, mi madre me dijo que pronto será la fiesta de nuestro compromiso.
—Buena suerte con eso, porque yo no estaré presente en algo que no pienso participar.
—Le diré a tu padre sobre lo que acabo de ver; no es posible que no recibas a tu prometida, pero tengas a otra mujer en tu casa.
—Haga lo que mejor le parezca, a mí me tiene sin cuidado; soy responsable de mis propios actos y decisiones. Así que es mejor que se vaya ahora mismo.
—No me iré hasta que no vea salir a esa mujer de esta casa también.
—Esa chica no tiene nada que ver con usted, señorita Harris, así que será mejor que se marche o la echaré yo mismo y eso será más vergonzoso para usted.
Elizabet decidió mejor marcharse sola. Sabía perfectamente bien que Mirko era muy capaz de sacarla a empujones de esa casa y darle con la puerta en las narices. Sería menos vergonzoso para ella salir por su propio pie.
Ya tendría tiempo de saber quién era esa niña, y qué hacía en casa de la familia Goldstein, o qué significaba para Mirko, porque le prestaba tanta atención.
Mirko vio cómo salía de su casa Elizabeth; él había estado charlando de muy buena gana con Suri sobre cosas de su escuela hasta cuando fue interrumpido por ella, y eso lo puso de malos humos. No esperaba que Elizabeth fuera tan descarada como para buscarlo en su propia casa cuando sabía que se empezaría solo.
Fue muy intrépido de su parte hacerlo, y eso lo alertó de lo que esa mujer estaba dispuesta a hacer por conseguir tenerlo.
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UNA MUJER FUERTE
Suri vio que una chica guapa, elegante, había tratado de llegar a donde se encontraban ella y Mirko. Por alguna razón le pareció que la había visto en alguna parte, y no es que fuera una mujer que fuera especialmente llamativa, sino que ella la vio en el pasado, en algún lugar, pero con sus facciones ya de una mujer de quizá unos 35 años.
Solo que no recordaba donde en ese momento tenía los recuerdos un poco confusos entre su vida pasada y lo que estaba viendo, cuando Mirko se levantó abruptamente y fue a grandes zancadas a tomarla del brazo, para sacarla de la casa.
Suri no había visto a Mirko nunca tan molesto como lo estaba en ese momento. Sabía que era muy serio, siempre tenía una cara como si fuera de piedra, pero con ella se portaba muy bien, incluso sonreía cuando ella decía algo gracioso.
Pero en ese momento sus facciones cambiaron en cuestión de segundos, como si esa chica lo molestara demasiado. Con solo verla, eso sí que fue extraño, pero ella no pensaba preguntar; era algo que no le correspondía hacer, así que decidió continuar con lo que había ido a realizar, buscar los libros que necesitaba.
Tenía que estudiar solo esa semana y se decidiría su futuro próximo. Su finalidad era demostrar de lo que era capaz a su madre; su padre sabía que ella era inteligente, pero su madre aún creía en su hermana, y eso pronto quedaría claro que solo era un sueño.
Con la última petición de Haydée, quedó claro que su hermana no estaba estudiando para nada, y solo desaprovechando el dinero que con tanto esfuerzo han hecho su padre durante tantos años. Nunca comprenderá por qué hicieron su madre y su hermana; si al final su hermana nunca aprovechó la escuela, ni en su vida pasada, ni en esta vida, solo fue una gran pérdida.
Pero dejaría que sus padres se dieran cuenta de eso ellos solos, o nunca aceptaría que su otra hija era una verdadera decepción. Nadie puede ver la realidad, mientras no quiera hacerlo, y es mejor que ellos lo hagan desde su propia perspectiva y visión.
Suri tomó lo que necesitaba y dejó lo que ya no era necesario seguir cargando, y se disponía a salir para continuar su camino a la intersección donde esperaba a su padre para ir juntos a casa.
—Espera Suri, te acompañaré a casa.
Mirko decidió acompañar a Suri a casa, por si esa mujer decidiera estar por las cercanías, al acecho. Nunca se podía saber con ella y su madre; eran muy calculadoras, además de intrigantes. Ya había visto el talante de la madre para con su propia madre y no quería que Suri sufriera alguna pérdida debido a él.
Así que fue rápido después de comprobar que se fue Elizabeth para acompañar a Suri a casa.
—No es necesario que lo hagas, Mirko, solo caminaré un poco hasta la intersección y ahí espero a mi padre.
—No importa, pequeña, vamos, te acompañaré hasta que llegue tu padre…
Suri no quería causar alguna molestia, pero tampoco quería decirle que no a Mirko.
—Está bien, acepto, vamos.
Salieron juntos por la puerta lateral de la casa y se dirigieron a la calle principal para poder caminar rumbo a la intersección donde Suri solía esperar a su padre para ir juntos hasta su casa.
Duraron el camino, no charlaron mucho, solo caminaban uno al lado del otro. Suri no estaba especialmente interesada en lo que sucedía a su alrededor; más bien estaba pensando en quién era esa chica que había estado en la casa de Mirko. Su mente estaba algo confundida y eso no le gustaba.
Mirko pensaba en cómo Elizabeth no pensaba darse por vencida con él, y cómo podría hacer para que esa chica lo dejara en paz y sobre todo no arrastrar a otras personas en sus problemas, ya que estaba seguro de que no lo dejaría pasar, si lo veía con otras chicas.
Y no es que fuera especialmente un casanova, sino que simplemente no deseaba estar en líos de faldas todo el tiempo, teniendo que dar explicaciones de por qué tenía una acosadora.
Por otro lado, mientras caminaban, pasaron justo fuera de un café donde se encontraba cierta chica del salón de Suri, la cual se encontraba con sus amigas. Al ver a Suri en compañía de un hombre tan guapo, se llenó de rabia; no podía dar crédito a eso que estaba viendo, como una niña tan simple podría estar al lado de un hombre como ese, además de que sabía quién era el chico.
En el barrio todos sabían sobre las familias más sobresalientes que habitaban por ahí. Estaba dividido en dos zonas, en la zona de las familias ricas y pudientes y en la zona de familias de economía media, las cuales fueron en su momento algún militar.
Así que estaba al tanto de lo sobresaliente que era Mirko y cómo era elogiado por las personas mayores que sabían de él…
Para Samantha era imposible concebir que Suri estuviera acompañada por él. Sabía que recientemente se había convertido en la chica más sobresaliente del salón, y sobre todo que estaba al lado de Nael, otro chico que pertenecía a una familia muy importante del barrio, pero imposible de soportar por su mal carácter.
La hermana mayor de Samantha no dejaba de hablar de Mirko todo el tiempo; estaba loca por él. Fueron compañeros de escuela, por eso ella lo conocía bien. Al verlo caminar al lado de Suri, se sorprendió y molestó a partes iguales; ni siquiera su hermana, que fue su compañera de clase por tres años, logró ser su amiga, ¿cómo es que esta chica pobre lo hizo?
Seguro que tenía algunas artimañas para poder hacer que los hombres se fijen en ella, si podía lograr que los chicos estén a su lado.
No era una buena niña, de eso estaba segura Samantha. Siempre ha estado de acuerdo en lo que se dice de ella en la escuela: ¿cómo es que ha logrado en tan poco tiempo ser tan inteligente y sobresalir, si antes solo lograba sacar la calificación justa para pasar de grado?
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Mirko, noto que una chica en una cafetería por la que acaban de pasar estaba viendo con una cara de desprecio a Suri. Eso no le agradó para nada. Suri, siempre que la había visto o encontrado, estaba en problemas o estudiando; así la había encontrado a lo largo de los años, desde que lo recordaba. Era una niña muy sencilla, incapaz de hacer daño a nadie, porque esa niña estaría viéndola de tan mal modo.
Tendría que preguntarle la próxima vez que la vea si tiene problemas en la escuela y él no veía que fuera posible que sufriera algún mal también en la escuela, cuando tiene que soportar problemas en su casa.
—Suri, ¿cómo te va en la escuela últimamente?
—Bien, ahora solo tengo como amigo a Nael. Desde que lo ayudé cuando intentaron matarlo, me he dedicado a ayudarlo para que estudie suficiente para que logre pasar el examen que tendremos el próximo lunes.
—Y amigas, mujeres, niñas, ¿no tienes con quién hablar en la escuela, Suri?
—Bueno, solo una niña, pero últimamente se ha dedicado como todos a estudiar. Con las otras niñas, ha sido muy complicado charlar. Pero no es algo que me preocupe.
—Suri, si llegas a tener problemas en la escuela o alguien te hace las cosas difíciles, tiene que decírmelo. Te daré el número de teléfono donde puedas localizarme. Cuando no esté en casa y me encuentre en la zona militar, no te preocupes por si estoy ahí; aún sabré cómo ayudarte, entiendes.
Suri se sintió extraña al escuchar a Mirko que le dejaría un modo de localizarlo si le pasaba algo en la escuela. Él ya había hecho mucho por ella, al dejarla usar esa pequeña bodega para que pudiera esconder sus libros y estudiar, y ahora estaba preocupado por que le pasara algo en la escuela. Nunca se preocupó nadie por ella en su pasada vida y ahora había varias personas que lo hacían. Eso le conmovió hasta las lágrimas.
—Sí, gracias, por hacerlo. Si no es necesario molestarte, nunca me atreveré a llamarte por teléfono.
Mirko, sabía que esta pequeña niña no lo haría; era tan tímida y bien educada, que no le llamaría por nada que fuera realmente importante. No es como esas mujeres que solo lo llaman por cosas sin importancia, que incluso les tiene prohibido comunicarse con él. Como Elizabeth.
Cuando estaban a punto de llegar a la intersección, Mirko vio que otro chico estaba viéndolos con insistencia. Lo reconoció como el hijo de uno de los comandantes que estaban en el mismo regimiento donde estaba él. Era un niño que recordaba. Se llama Peyhton. No tenía muy buena relación con su padre; además, lo conocía como un hombre que solo tenía el puesto debido a su cuñado, quien era sub coronel, quien era el padre del niño al que estaba enseñando Suri. Imaginaba que Suri ni siquiera sabía de quién era el padre de ese niño.
Ella no era una niña que se preocupara por los rangos o posiciones sociales de las personas.
—Suri, por cierto, conoces a la familia de Nael.
—No, yo solo conozco a su abuelo, porque él fue quien crio a mi padre cuando quedó huérfano. Fue él quien le pidió a mi padre que le ayudara a estudiar. Yo no conozco a su familia; nunca los he visto, solo a su abuelo y a Nael.
Mirko pensó que estaba en lo correcto, que tenía razón. Esta niña no busca a los demás por lo que puede conseguir de ellos, solo hace las cosas porque puede ayudar.
Pero también sabía que la familia Miller eran unos arribistas que solo buscaban cómo conseguir escalar en la sociedad sin importar la forma en la que lo hagan o a quién tengan que derrumbar. Así sea a su propia familia, y eso lo ha venido pensando desde que pasó ese terrible accidente al pequeño Nael. Sabía de la animosa adversidad que existía entre él y Peyhton. Lo que lo colocaba como el que había armado la trampa que casi le costaba la vida a Nael. Pero no tenía pruebas para culparlo y, además, no era de la familia.
—Mira, hemos llegado, ya no falta mucho tiempo para que llegue mi padre y podamos ir a casa para comer juntos. Gracias, Mirko, por acompañarme hasta aquí.
—No es ningún problema acompañarte. Además, me gustaría saludar a tu padre.
—Es todo un gran detalle de tu parte hacerlo, se alegrará de verte. Nos has ayudado mucho.
Continuaron charlando un poco más antes de que Jordan se acercara a ellos de regreso de su trabajo y los viera ahí parados. Él no se sorprendió al verlos charlando, pues sabía que era un hombre con una conducta intachable al ser un militar, y su hija era muy precavida y se mantenía a una distancia apropiada uno del otro; no se les podría reprochar nada.
—Hija, me tardé un poco, tienes mucho que esperar por mí.
—No, además, Mirko ha estado acompañándome para que no esté solo.
—Gracias por estar acompañando a mi hija, estas de vacaciones del batallón
—Si pedí unas cortas vacaciones, regresaré pronto de nuevo y no sé cuándo regresaré de nuevo.
—Comprendo, es complicado estar en el ejército, se tiene que estar acuartelado durante mucho tiempo y regresar poco tiempo a casa, pero es todo un orgullo pertenecer a la milicia y servir a nuestro país.
—Papá, sé cuánto añoras poder regresar al ejército, eres y serás un soldado por siempre, aun cuando no estés ahí.
—Suri, eras la única que me comprende, pero bueno, gracias, joven Goldstein, por cuidar de mi pequeña, Suri, ahora tenemos que llegar a casa y que estudie para su examen.
—Lo sé, solo decidí acompañarla después de que fuera por algunos libros a mi casa; será mejor que estudie y sea la mejor en toda la escuela; ha estudiado demasiado para lograrlo.
—Esperan demasiado de mí, espero no defraudarlos; haré todo lo posible para lograrlo.
—Lo harás; sé que eres muy inteligente, pequeña, Suri. Bueno, me despido ahora, tengo que regresar a casa.
Mirko se despidió y se fue rumbo a su casa. Jordan y Suri se dirigieron a su casa para preparar la cena.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Mirko se fue a su casa, caminando por la calle amplia, pues era la calle que daba a su casa. A la entrada principal, continuó el mismo camino por el cual había venido. Al pasar por la misma cafetería por la cual vio a esa niña que había puesto una mala cara al ver a Suri, vio que salió corriendo la niña a su encuentro.
—Hola, soy la hermana menor de Marla; fue una compañera tuya en la secundaria.
—Niña, lo siento: no recuerdo a nadie con ese nombre.
—Espera, ella era la más guapa de la clase, no es posible que no la recuerdes; estaba enamorada de ti durante los tres años de escuela.
—Niña, porque una chica en mi clase supuestamente era guapa, yo tengo que recordarla; yo solo me dediqué a estudiar y no recuerdo a nadie de los que asistieron a clase.
En realidad, Mirko tenía una memoria fotográfica; recordaba muy bien a cada uno de sus compañeros. Cuando terminó la secundaria, él partió al ejército y el bachillerato ya lo hizo ahí. Después ingresó a la universidad militar. Por esa razón es que ahora ya es comandante de batallón, por su largo tiempo en la milicia.
—Ve al grano, niña, que es lo que quieres.
—Soy compañera de la chica con la que caminaba hacía unos minutos; sé que no es una buena niña; si sigues estando a su lado, solo te traerá una mala reputación y eso afectará a tu familia.
Mirko pensó de inmediato que esta niña estaba ansiosa por contar todo tipo de chismes sobre Suri, así que la aprovecharía para saber lo que ha estado sufriendo Suri estos meses que no la había visto.
—¿De verdad? ¿En qué nos afectará, qué es lo que dicen de ella?
—A ella le gusta hacer trampa en los exámenes. Al inicio de las clases sacó el máximo de calificaciones; eso es imposible, si ella era la de calificaciones más bajas, ¿cómo es que sacó las mejores? Además, todos sabíamos que siempre asistías sucia y tarde; ahora llega a tiempo. Además, los chicos siempre la buscan en la escuela, porque dicen que es muy guapa; eso es mentira, seguro es porque algo les da, y está siempre con el chico más rico de nuestra clase, porque dicen que lo ayudó a salvar su vida; seguro que ella misma planeó que lo golpearan, para después hacerse la heroína. Solo es una niña de mal corazón.
—¿Lo que me acabas de contar toda la escuela lo cuenta o es solo lo que piensas tú?
—Bueno, lo decían en la escuela, pero… Los profesores nos dijeron que teníamos que parar toda clase de comentario, o nos llevarían a la dirección.
—Y si tú no has parado de estar difamando a Suri, ¿continúas hablando mal de ella en la calle a otras personas? ¿No has pensado que se te puede acusar por eso?
—Yo solo quería que supieras que esa niña no es buena.
—Espero no saber que continúas hablando de Suri, sin tener pruebas fiables de lo que estás diciendo, sino que tendrás que verterlas conmigo.
Mirko continuó su camino, analizando lo que había escuchado de esa niña. Ahora estaba seguro de que la vida escolar de Suri no era un jardín de rosas, sino que todo lo contrario; parecen esos niños tan ineptos como la madre de Suri, esperando a verla fracasar.
Ahora admiraba aún más a Suri, por todos los esfuerzos que estaba realizando.
Era realmente de admirar; no se daba por vencida; continuaba luchando por lograr todo lo que se proponía.
Se iría ahora mismo al batallón para poder regresar el fin de semana siguiente para ver cómo le había ido en sus exámenes. Ya se había librado de Elizabeth, ahora podría estar sin sus visitas por un tiempo.
Cuando llego a casa, Mirko, escucho el teléfono de su casa sonar y levanto el auricular.
—Diga.
—Porque no respondías, tengo más de 30 minutos marcándote, y no respondes. ¿Dónde, diablos, estabas? Me dijo el ama de llaves que no estabas en casa y que no sabía a dónde habías salido, porque tratas tan mal a Elizabeth; ella solo quería invitarte a tomar el té fuera de casa.
—Salí por un momento a caminar por el barrio, y no traté mal a Elizabeth. Fue ella la que se comportó de una forma atroz.
—Dijo que estabas con una mujer en casa, ¿quién era esa mujer?
—¿Cuál mujer? Aquí no estaba otra mujer que el ama de llaves. A menos que se refiera como mujer a la pequeña, Suri, eso sí que sería muy gracioso.
—¿Me estás diciendo que estaba la niña a la que dejas estudiar en la bodega vacía?
—Así es y, en cuanto entró a la sala de espera y la vio por la cristalera, corrió como una loca al jardín para atacar a la niña, por estar en el jardín trasero, en la bodega, leyendo sus libros.
—Pero si esa niña no tendrá más de 14 años, además mide un poco más de 1.50 m. ¿Cómo le puedo llamar mujer ya?
—Padre, por eso la saqué de la casa, porque quería golpear a la pobre niña, y me reclamó por qué tenía una mujer en casa, como si yo fuera un monstruo. Esa mujer está mal de la cabeza; no comprendo cómo es que quieres que yo me casé con ella. Si es así, ahora que no somos nada, imagínate si fuéramos novios o ya estuviéramos comprometidos; es capaz de hacerme un escándalo solo por estar cerca de unas niñas pequeñas; eso me llevaría a parecer un desvergonzado.
—Está bien, hijo, ahora sé lo que pasó, ya no estás tan molesto. Hablaré con su madre sobre que no debe ir a casa, cuando no estemos presentes los mayores…
—Será mejor que no regrese nunca…
Mirko decidió colgar la llamada; ya hablaría cara a cara con su padre cuando lo viera; él se marcharía ya.
Las cosas no serían fáciles de cambiarlas; sabía que le costaría mucho lograr deshacerse de esas dos mujeres, y más porque su madre, con tal de no pelear con su padre, está de acuerdo en ese estúpido matrimonio…
Pero enviará una carta a su abuelo para hacerle saber con lujo de detalle lo que él siente al respecto.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
Ya era fin de semana de nuevo; Haydée estaba lista para irse a casa con los libros para estudiar para los exámenes o para por lo menos hacer que estudiaba el viernes por la tarde, y sábado y domingo pensaba regresar hasta el lunes muy temprano, así podría engañar a sus padres sobre que de verdad estaba estudiando arduamente para los exámenes semestrales, y no podrían acusarla de que no estudio.
Si no pasaba, inventariaría que pasó mal momento y enfermo o cualquier cosa, pidiendo persona y llorando hasta que se desmayara y enfermara para que sintieran lástima por ella… Así tendrían que darle más tiempo para que pudiera tener otros seis meses más para estar en la escuela y tratar de pasar el año escolar. Ya vería cómo haría para poder entrar al último grado e ingresar a la Universidad.
—Espera, Haydée, tenemos que hablar antes de que te marches.
—Sí, profesora.
—Como no te presentaste al examen sobre el trabajo que se les pidió, ahora, como boleto a derecho al examen semestral, tendrás que entregar un trabajo sobre qué te gusta de venir a la escuela, pero tienes que traerlo en inglés.
—Está bien, profesora, lo entregaré el día lunes.
—No lo olvides; tienes que entregarlo antes de que puedas recibir cualquier examen.
Salió rápidamente del aula de clases para buscar a Peython, para pedirle ayuda de nuevo. Tenía que tener ese trabajo listo para presentarlo, o tendría muchos más problemas. Una cosa es sacar una calificación muy baja, otra era no tener derecho a presentar los exámenes…
Por más que lo buscó por el área de afuera del colegio, no lo encontró. Ya se estaba haciendo tarde; tenía que ir a la parada del bus e ir a casa de inmediato, pedir la ayuda de su hermana de inmediato y hacerlo de una manera muy amable, o la mandaría muy lejos como la ocasión anterior.
Cuando llegó a casa, ya eran las seis de la tarde. Su madre estaba sentada como siempre descansando y su padre estaba cocinando para Suri, mientras Suri estaba limpiando un poco la casa y sobre todo el área de la cocina y el comedor.
Saludo a en general en cuanto entro y fue directamente a su habitación a dejar sus cosas, y cambiarse ropa, para ponerse algo cómodo para estar por casa, salió y vio que su padre y Suri ya estaba comiendo, como siempre que ella estaba ahí, tenía que esperar a que su madre tuviera ganas de cocinar, pero hoy tenía prisa así que la animo a que fueran a hacer aún que fueran solo un par de huevos fritos y los comieran rápidamente con un trozo de pan, ya que necesitaba estar libre para poder convencer a su hermana de que realizara el escrito que le habían pedido, ella era una chica que no sabía nada de inglés, era imposible siquiera intentar hacer ese escrito, así que dependía totalmente de su hermana.
—Haydée, estoy tan cansada y hay tanta ropa sucia, que no sé qué hacer; esa maldita niña ya no lava nada, solo lava su ropa y nada más.
—La ropa que dejé la otra semana que vine está todavía sucia, madre.
—Sí, yo llego agotada y no tengo ganas de lavar ropa, así que no he lavado nada.
—Pero mamá, ¿qué me llevaré de ropa entonces esta semana? Ahora traje toda la ropa de estas semanas, ya no me queda nada limpio.
—Tendrás que lavarla tú misma muy temprano mañana, para que se pueda secar y la puedas planchar y llevártela.
Haydée sentía que estaba a punto de darle un torticolis, de tanto enojo, al saber que tendría que lavar su propia ropa. Ella nunca había tenido que hacer eso en su vida, eso no era lo normal; ella era una dama importante en esa casa, su hermana tenía que servirla, y así tenían que seguir las cosas, porque ahora Suri ya no lo hacía, eso tenía que seguir siendo como antes. Estaba demasiado enojada, que se le olvidó que tenía que tratarla con educación para que hiciera su tarea.
—Mamá Suri, tiene que seguir lavando la ropa y limpiando la casa, eso no lo puedo hacer yo, ahora traje todos mis libros para estudiar. Los exámenes inician el lunes.
—Recuerda que esa mocosa también presentará sus exámenes.
—Pero mi padre es muy parcial, solo se preocupa por Suri. Tengo que decirle que no puedo hacer nada en casa, que lo tiene que hacer ella.
Suri se encontraba en su habitación, sacando los libros que utilizaría para estudiar y para ayudar a Nael, el fin de semana, cuando escuchó afuera una discusión entre su padre y Haydée…
—Papá, eres muy parcial, yo tengo mucho que estudiar este fin de semana y no puedo ayudar con la limpieza, y mi ropa sucia se ha acumulado y no puedo lavarla, por lo cual quiero que mi hermana la lave por mí.
—Haydée, dime, cuando vienes cada dos semanas a casa, ¿tú lavas tu propia ropa o limpias la casa? O simplemente lavas el plato donde comes.
Haydée se quedó callada, al no saber qué responder, pues ella nunca cumplía con sus obligaciones. Ni siquiera limpiaba su propia habitación, que ahora misma estaba hecha un desastre y llena de polvo.
—No puedes responder, porque nunca haces nada, y solo quieres que tu hermana se comporte como tu criada de nuevo, y eso no lo soportaré; ella también tiene que estudiar, pero revisa que su habitación está impecable y no solo la suya, sino también mi estudio. Ella se encarga de su ropa y de la mía. Ya que tu madre no lava nunca. Así que ese es el problema de ustedes dos.
Suri estudia todos los días, sale temprano rumbo a la escuela, regresa y hace sus tareas, y mantiene su habitación y la mía limpia. Antes de salir hacia la escuela, lava la ropa. ¡No haré que ella haga más que eso!
—Pero papá, yo no estoy aquí todos los días.
—Haydée a quien quieres engañar; aun cuando estabas aquí a diario nunca hiciste un solo movimiento para limpiar. Así que ahora es el tiempo que lo hagas.
Haydée estaba furiosa porque su padre no aceptó poner a su hermana a limpiar y a realizar las tareas diversas de la casa, como antes. Con la excusa de que ella estaba muy ocupada estudiando, ahora tendría que levantarse muy temprano para lavar la ropa de tres semanas.
Suri estaba feliz de que su padre continuara firme en sus decisiones, mientras siguiera así, ella podría continuar con su vida tranquila en su casa.
EL RINCÓN VELVET VIOLETA
UNA MUJER FUERTE
El sábado por la mañana, Suri y su padre salieron como siempre a realizar su caminata. Al regresar, tomaron su desayuno, pero ya eran las ocho a. m. y Haydée no se había levantado aún para poder iniciar a ponerse a limpiar su habitación y lavar toda su ropa. Si no lo hacía, no estaría a tiempo para que la preparara para llevársela.
Jordan sabía que no lo haría. Por lo cual le ordenó a Suri que no la ayudara; ese día él solo trabajaba hasta las dos de la tarde o una. Así que regresaría temprano.
Suri preparó todo lo que necesitaría para ir a la casa de Nael y estudiar para los exámenes semestrales con él.
Cuando eran ya las ocho treinta, salió rumbo a la casa del abuelo de Nael, para encontrarse con él a las nueve en punto. Quería aprovechar al máximo esta mañana con él.
Cuando llegó al gran portón de hierro forjado, que siempre estaba custodiado, se encontraba un chico alto, más o menos guapo, quizá de unos 17 años o 18 años, esperándola.
—Hola, ¿eres Suri, la niña que estás ayudando a Nael a estudiar?
—¿Quién eres tú?
—Mi nombre es Peython Miller, soy el primo de Nael, y esperaba aquí por ti.
—¿A mí para qué?
—Bueno, sé que tu hermana es Haydée y tiene muchos problemas en la academia que está adscrita a la universidad. Yo estoy en esa academia, soy el más sobresaliente de toda la academia y puedo ayudar a tu hermana a que no repita el grado, si tú me ayudas a que Nael no pase de año.
—¿Tú cómo sabes todo eso?
—Ella me buscó cuando se enteró de que yo era primo de Nael, para que la ayudara con algunos trabajos que no podía entregar.
—¿Dime una cosa en que me va a beneficiar a mí que mi hermana no repruebe el año escolar?
—Me imagino que tu familia gastó mucho dinero para que ella ingresara por la puerta de atrás, así que no sería una pérdida de dinero si ella no repite; simplemente pasará y podrá salir del bachillerato. Ya si puede ingresar a la universidad o no, será cuestión de ella.
—Esa es una cosa en la que yo no participo, es un problema entre mis padres y ella, y mi padre ya habló con mi madre por tomar esa decisión sin decirle nada, así que ya ves, es algo que no me interesa. Así que si reprueba, tampoco me afectará a mí.
—¿No estás preocupada por tu hermana?
—Para nada, ella decidió estudiar en una escuela para la que no estaba preparada, así que ella debe salir adelante por sus propios medios.
Peython pensó que Suri sería como su hermana, una cazafortunas, alguien que estaría buscando oro, así que decidió poner dinero sobre la mesa.
—Deja de darle clases a Nael y te pagaré el doble de lo que te están pagando ahora.
—¿Cuál es el doble de nada? Porque a mí no me pegan por ayudar a Nael, yo lo hago porque quiero hacerlo.
Después de terminar la conversación, entró en la mansión de inmediato sin darle oportunidad alguna a Peython para que le dijera alguna otra palabra más.
No se dio cuenta de que el abuelo de Nael los había estado observando desde el ventanal que da a la entrada en el segundo piso. Ya había visto que ese niño malvado tenía casi una hora parado afuera de su casa, pero no sabía qué es lo que estaba esperando; cuando vio que abordó a Suri, imaginó que estaba ahí para tratar de convencerla de algo. Pero no sabía de qué, solo vio que ella movía la cabeza en símbolo de negación.
Esa niña era demasiado inteligente como para dejarse engañar por un niño hipócrita como él; solo ese viejo tonto como lo era el otro abuelo de Nael se dejaba engañar por su nieto mayor.
Suri llegó hasta la biblioteca, donde se reunió con Nael, todos los fines de semana, desde que había aceptado ayudarlo para salir adelantado y poder pasar los exámenes semestrales.
—Hola, Suri, pensé que no llegarías, ya pasa de las nueve en punto y eres demasiado puntual. ¿Qué te pasó, tuviste problemas para llegar?
—Me topé con un pequeño problema en la entrada, nada que no pudiera resolver.
—Espero que no fuera nada grave; si hubiera sido así, podrías usar a los guardias; ellos ya te conocen.
—No fue nada grave, solo un tonto que se perdió de su camino.
—Bueno, solo decirle por dónde irse y eso era todo.
—Bueno, deja de hablar de cosas poco importantes y comencemos la lección de que el lunes será un día muy importante para nosotros.
—Si lo sé, ya tengo completo el cuestionario que me dejaste que respondiera, así que estoy listo para que me preguntes, así que estoy seguro de que sé mucho más, pero por lo menos sé que me sacaré una calificación decente.
—Ya veremos, si no te pones nervioso, esperemos que puedas lograr mucho más que eso.
—Ya verás que lograré lo máximo; hasta pensarán que no lo hice yo el examen, ja, ja, ja.
—Déjate de bromas y comencemos; saca tu cuestionario, vamos a iniciar las preguntas.
El abuelo de Nael se encontraba fuera de la biblioteca escuchando lo que decían dentro esos dos jóvenes, y al ver que no pasaba nada fuera de lo normal, sino que más bien estaban de muy buen humor, se marchó sin pensar en nada más…
Peython está enojado afuera de la casa de la familia Thompson. Pensando en cómo podría lograr que esa niña hiciera lo que él quería…


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